Publicado en Diario
ADN, marzo 13 2018
El debate electoral
del domingo dejó tendidos en el piso a personajes y partidos demasiado
representativos o más bien “quemados” como se decía cuando los partidos
existían,batallaban por ideologías y no habían sido reemplazados por el
Partido Único de los Contratistas. Tal vez el más protuberante de los
fenecidos en la hoguera de las urnas es el conservatismo del Valle del Cauca.
Por primera vez en su historia, ese departamento se queda sin senador
conservador y tan solo con un representante, el señor Padilla,
exalcalde de El Dovio. Pero hay otros tendidos a la orilla del camino de la
patria que para bien o para mal ayudaron a construír.
Jose Obdulio, el fogoso senador alfil del presidente Uribe y
vocero de su partido, no alcanzó a clasificar. Tampoco lo hizo el
controvertido senador Bernabé Celis ,aunque iba remolcado por la máquina de
Vargas Lleras que dobló su votación y asumió de facto el liderazgo de la
batalla contra Duque.
Aunque el hijo de
Piedad salió elegido senador, ni Sandra Paola ni Luz Piedad, las dos
exgobernantes del Quindío y Armenia pudieron ser elegidas, se quemaron. Sofía
Gaviria también quedó fuera. Pero por encima de todo ese bororó hay tres
hechos que valdría la pena analizar más en detalle. El primero, el que la
apertura de la lista de Uribe le dejó a él solo con 875 mil votos pero sus
senadores obtuvieron un millón 700 mil. El segundo, que Mockus revivió a los
verdes .Su votación como cabeza de lista al Senado con 540 mil votos,
minimiza a Robledo y lo acerca a ocupar con Uribe el podio de los más
votados. Y tercero, el medio millón de votos que obtuvo Carlos Caicedo en la
consulta de la izquierda. Lograrlo fue una hazaña. Se sobrepuso a las
batallas parroquiales que trataron de atajarlo cuando comenzaba. Ahora
Caicedo es una ficha valiosa en este ajedrez que se juega hasta el viernes y
que definirá quien va con quien a las elecciones de mayo.
@eljodario
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