El año
pasado, cuando les dije que –de no haber sido periodista o político–
probablemente hubiera incursionado en el cine, estaba hablando en serio.
Seguramente
me vieron –cámara al hombro– en pleno set de filmación hace un par de semanas.
¡Y aprendí varias cositas, no crean!
Ese
día, el actor Mark Whalberg –quien se encontraba en Bogotá grabando su más
reciente película, Mile 22– me había contado que, cuando regresara a Hollywood,
le iba a decir a todo el mundo lo maravillosa que es Colombia.
¡Y
estoy seguro de que lo va a hacer! Por fortuna, nuestro país ha dejado de ser
el secreto mejor guardado de América Latina para convertirse en un polo de
atracción para turistas, inversionistas y creadores.
Colombia
se atrevió a dar el salto a la paz, un salto que apenas está despegando del
suelo pero que nos garantiza llegar a destinos que antes parecían
inalcanzables.
La
semana pasada estuve en la Vitrina de Anato, la asociación de agencias de
viajes de Colombia, y allí pudimos celebrar el excelente momento que vive el
sector del turismo, multiplicado desde que terminamos ese conflicto con las
FARC.
Y
si hay otro sector que se beneficia de la paz –como el turismo– ese es, sin
duda, el de la cultura y, muy especialmente, la industria del cine.
Puedo
decir –con mucho orgullo– que soy el único Presidente que ha asistido todos los
años a este Festival. Lo he hecho porque quiero al cine y porque soy consciente
de la importancia de la industria cinematográfica para el país.
Lo
que vemos, año tras año, son resultados cada vez mejores.
Colombia
–lo sabe todo el mundo– está de moda, y el cine viene siendo algo así como uno
de los productores ejecutivos de esta positiva realidad.
Gracias
a la Ley de Cine –que promueve la producción nacional– y a la Ley de Filmación
Colombia –que fue impulsada por nuestro Gobierno y que facilita los rodajes en
nuestro suelo– y, sobre todo, gracias al talento de miles de hombres y mujeres
del sector, hoy los reflectores nos señalan por la calidad de nuestras
producciones y por ser una locación atractiva, cada vez más atractiva para
rodar películas.
En
el marco de la Ley de Filmación Colombia, por ejemplo, hemos aprobado 35
proyectos –28 ya terminados– que dejaron una inversión de más de 142 mil
millones de pesos, de los cuales el Gobierno aportó en contraprestación algo
más de la tercera parte.
Esta
ley ha permitido la contratación de casi 20 mil colombianos entre personal
técnico y artístico, actores principales y secundarios, extras y figurantes, y
ha contribuido a promover nuestro territorio como una de las mejores
alternativas para rodajes por los incentivos que ofrece.
0 comentarios:
Publicar un comentario