El hecho de que el dólar haya quedado a $ 3.500 no parece ni
preocupar a los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, que
dizque manejan con sus tasas y determinaciones la inflación, ni mucho menos al
colombiano común que cree que como no viaja al exterior ni compra automóvil
cada dos años,no lo va a perjudicar. Los economistas y los periodistas que
manejan esa órbita,tampoco que han escandalizado a aquellos colombianos, o a
los demás que si sienten en sus bolsillos y costumbres el alza del dólar, para
no ir a crear pánico económico ni meterse en camisa de once varas ante la
magnitud de los sabios que desde la Casa de Nariño manejan la economía
nacional.
Pero el dólar a $ 3.500 lo vamos a sentir todos los
colombianos y aunque el doctor Echavarría del Banco de la República no lo
admita ni al MinCarrasquilla lo perturbe,el efecto inflacionario va a ser
grande. Y lo será porque Colombia importa casi el 75% de lo que se come y lo
paga en dólares. Los fríjoles,las lentejas y las alverjas vienen en su gran
mayoría del extranjero. Los limones y los tomates y ahora hasta las naranjas y
las mandarinas,las importamos y las pagamos en dólares. Tal vez el arroz,que se
cultiva con creces en Colombia y los plátanos ( aunque algunos vienen ya desde
el Ecuador) y la leche,no queden bajo la norma del dólar a $ 3.500.Pero hasta
los ajos y la cebolla cabezona tenemos que importarla al igual que el maíz para
las arepas y el trigo para cocinar el pan.
Si de verdad el Banco de la República nos salvaguarda de la
inflación,muchos pensaríamos que el mercado del dólar debería ser intervenido y
que el Banco, que guarda miles y miles de millones de dólares en sus arcas y en
bancos del extranjero, podría salir a vender algunos para bajarlo de los
$ 3.500.Pero como los sabios son ellos y los que nos jodemos somos nosotros,
alístémonos.
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