En la mañana del sábado, un grupo de activistas por la protección de los animales realizó una manifestación pacífica en la Plaza de Bolívar, ubicada en el centro de Bogotá, para generar conciencia sobre los peligros de la pesca industrial. Los organizadores pertenecen a las ONGs internacionales y colombianas: Sinergia Animal, Vegetarianos Hoy, Plataforma Alto, y Colombia Veg. El grupo expuso una imitación de red de pesca con figuras animales atrapadas, luchando por escapar y sobrevivir. Al tiempo, habló al público sobre cómo la pesca industrial perjudica a los animales, la salud humana y el medioambiente.
“Hoy es el Día Mundial por el Fin de la Pesca, y estamos aquí
porque como colombianos, no podemos permanecer en silencio sobre esta industria
que está causando daño a billones de animales, destruyendo ecosistemas
indispensables y contaminando nuestra comida”, explica Karen
Reyes, Gerenta de comunicaciones y relaciones corporativas de
Sinergia Animal, una organización internacional que trabaja en los países del
Sur global para ayudar a los animales en la industria alimentaria y promover
una alimentación más compasiva. “Los colombianos necesitan una alimentación más
ética. Consideramos que uno de los primeros pasos es generar información sobre
cómo debemos transformar nuestro sistema alimentario”, agrega Reyes.
Cómo el bienestar animal se ve impactado
Los peces representan más del 90% del
total de animales que se matan para hacer comida a nivel mundial. Estudios recientes han
demostrado que tanto los peces como los crustáceos tienen
capacidad de sentir, y por lo tanto de experimentar dolor. También tendrían
estados emocionales e incluso desarrollarían memoria. Sin embargo, en la
industria pesquera, estos animales son atrapados en redes y mueren lentamente
por asfixia, mientras otros como los cangrejos y las langostas son hervidos
vivos, lo que representa extrema crueldad.
“Es importante sacar a la luz estos hechos porque cuando el
público conoce que los peces y los crustáceos, como los cangrejos y las
langostas son seres sintientes, pueden replantearse el consumo de estos
animales y acompañar un cambio estructural hacia proteínas vegetales”, explica
Reyes, refiriéndose a las formas más comunes en las que se consumen los
crustáceos, como siendo desmembrados y hervidos vivos.
Una cuestión de salud pública
La manifestación tuvo un enfoque especial en los crustáceos,
cuya cría industrializada se asocia a riesgos para la salud humana. “El uso
excesivo de antibióticos en la industria de cría de camarones, por ejemplo, así
como en acuicultura en general, puede muchas veces resultar en residuos que
contaminan el ambiente y que llegan a los platos de los consumidores”, afirma Reyes.
Según la Organización Mundial de la Salud, el uso irresponsable de antibióticos
en medicina y en la producción de alimentos puede resultar en bacterias muy
resistentes, las cuales cobran 700.000 vidas anualmente y se espera que llegue a
matar a 10 millones de personas cada
año si las prácticas actuales no cambian.
La lucha por el medioambiente
Los activistas también generaron conciencia sobre los impactos
ambientales de la industria pesquera, la cual contribuye a múltiples peligros
medioambientales como la disminución de la vida marina por sobrepesca, la contaminación por plástico, y los animales marinos
atrapados en herramientas pesqueras: cada
año, más de 100.000 ballenas, delfines, focas y tortugas quedan
atrapadas en redes de pesca abandonadas o perdidas, trampas para peces,
palangres y nasas para langostas.
La acuicultura, la práctica de criar peces y otros animales
acuáticos en estanques artificiales en el mar o en agua dulce, también es
controvertida entre los ecologistas y los defensores de los derechos animales.
“Cada año se capturan en el mar entre 460 y 1.100 billones de
peces solo para alimentar a los peces de criaderos, como el salmón o la tilapia
y esta cifra ni siquiera tiene en cuenta la captura incidental, los animales
marinos capturados accidentalmente durante la pesca marítima, lo cual
constituye el 40% de
todas las capturas de animales marinos en el mundo”, dice Reyes.
En el caso de los camarones, los bosques de los manglares son
deforestados frecuentemente para abrir espacio para nuevos criaderos. Estos
ecosistemas son cruciales para evitar las consecuencias catastróficas
relacionadas con el cambio climático, ya que estos tienen la capacidad de
almacenar de tres a cuatro veces más carbón que los bosques terrestres, afirman los expertos.
“Nuestro planeta no puede soportar tanta destrucción procedente de los
criaderos de peces y camarones. Los cultivos de camarones representan el 55% de
la producción global de camarones, y nueve de los diez mayores
exportadores mundiales de camarones congelados son países de Latinoamérica y
Asia”, explica Reyes.
Los
activistas invitaron al público a elegir opción alimentarias más compasivas y
sostenibles, como guía de ayuda, la ONG Sinergia Animal ofrece un libro digital
gratuito que contiene deliciosas y asequibles recetas basadas en plantas,
aquí: www.sinergiaanimal.org/
Sobre Sinergia Animal:
Sinergia
Animal es una organización internacional que trabaja en los países del Sur
Global para ayudar a los animales en la industria alimentaria y promover una
alimentación más compasiva. La ONG es reconocida como una de las más eficaces
del mundo por la renombrada institución Animal Charity Evaluators (ACE).
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