En el Valle del Cauca han
encargado al heredero de un histórico apellido de levantar el ánimo de una
región que no despierta tan fácilmente. Alejandro Eder,un muchacho que fue
consejero presidencial de Santos y ayudó a tejer las redes de la paz que
terminaron con el Pacto de La Habana, retornó a la tierra nativa y fue nombrado
para dirigir la FDI, una institución que los de la Cámara de Comercio
mantuvieron muerta por años.
Hasta ahora Eder no había tenido oportunidad de demostrar su
liderazgo. Pero por estos días, cuando el gobierno nacional ha ido
implementando las ZOMAC, las zonas de mayor afectación en el conflicto que
hemos vivido, se la pintan calva. En el Zomac y la Reforma Tributaria se
permite que hasta el 50% de los impuestos de los grandes contribuyentes puedan
ser destinados en los próximos dos años a obras que trasformen las zonas
escogidas donde se vivió la guerra. Y como en el listado de los
municipios seleccionados están Buenaventura y Tuluá,que sufrieron todas las
guerras y llenaron de cruces sus cementerios,la ruta está trazada.
En Buenaventura se pide a gritos el acueducto y si Eder es capaz
de juntar a diez o veinte grandes contribuyentes del puerto y montar la
gerencia y la fiducia que exige la ley para el nuevo acueducto ,el problema de
esa ciudad estaría rápidamente solucionado. Y en Tuluá,tampoco hay discusión.
Debe ampliarse y pavimentarse la via terciaria que lleva a Barragán y
Roncesvalles, en el Tolima, atravesando esa rica zona agropecuaria donde en
miles de hectáreas tractorables a 3 mil metros de altura podrían volver a
sembrarse de trigo y cebada,curubas y fresas y de nuevo producir y sacar
los miles de litros diarios de leche que la guerra mató .
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