Colombia no ha sido nunca un
país expansionista.Por el contrario, a lo largo de nuestra historia republicana
hemos ido perdiendo territorio en litigios diplomáticos, en guerras sin empezar
o en batallas insulsas. Asi fue cuando éramos la Gran Colombia de Bolívar
en 1829 y Páez se llevó a Venezuela, Flórez a Ecuador, San Martin a Perú y
Bolivia. Los gringos ayudaron a arrebatarnos Panamá y de lo que nos dejaron
entonces, perdimos la orilla sur del Putumayo y nos quedamos con el
trapecio amazónico en un tratado de límites luego de la guerra inventada de
Leticia. Hace unos meses no más, perdimos toda la porción de mar Caribe que
rodea a San Andrés y Providencia.
Probablemente
porque somos perdedores natos de territorio patrio o porque en nuestros genes
no está expandirnos, no hemos sido capaces de entender que las oportunidades
geopolíticas que se nos presentan hay que aprovecharlas y aumentar el
territorio patrio sin tener que gastarnos en contiendas.
El
momento ha llegado.Puerto Rico acaba de declararse en quiebra como estado
asociado de los Estados Unidos y desde Washington le han dicho que no le
cubrirán económicamente.¿ Por qué no pensar y ofrecerles que se unan a
Colombia, que nosotros les pagamos los 78 mil millones de dólares que deben y
con un programa agresivo de inversiones, pignorando la renta gasífera y
carbonífera, asumimos la unión con la isla del encanto ,tan cercana
geográficamente a la Guajira?
Suena
a propuesta de locos en un país que le tiene miedo a expandirse, pero si lo
piensan con cuidado no es ni tan demencial ni tan absurdo y, sobre todo, está
llena de esperanza.
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