Existe
una realidad contundente: la reforma política es un hecho que lleva la firma
del Acuerdo de La Habana. Para cumplir.
El
partido fariano no es un invento, la cuota en el Congreso, menos. ¿Le favorece
a la farc, listas abiertas o cerradas? Claro que cerradas, respondo.
Vean
una excusa. En el mapa geopolítico de Locombia, cuatro partidos que van
adelante en las encuestas – revisen datos – marcan la pauta. El rezago superior
es grave: lo tienen los partidos de la Unidad Nacional (léase los liberales,
los conservadores y el de gobierno, la U) Lo primero, nadie lo puede
desconocer: Centro Democrático, Cambio Radical, Verdes y el nuevo partido de
Fajardo, buscan esquinas que los catapulten.
Pero
en la defensa del argumento expuesto, recurro a recientes declaraciones de un
alfil mayor del ajedrez de Cambio Radical, el doctor Rodrigo Lara, que se quejó
de la vagabundería politiquera – por lo absurdo – de no “contar con 3 mil
millones de pesos para repetir credencial”. Para apuntársele de nuevo a repetir
escaño en el Congreso. Grave por lo
menos y patético. No va a aspirar. La ambición de ganar, obliga a gastar.
Digámoslo
suave: tiene luces y sombras. Peligrosas, por lo incoherentes sino existen
controles. Muchas leyes – la corrupción las tiene – pero por los poros brotan
los disparos que la matan. Evitaría esa guerra de chequeras, ese carnaval que
se siente en la feria electorera que
estalla. Los “líderes” se volvieron caros en
muchas de sus jerarquías. Hasta el punto que son víctimas de su propio
invento.
Repito:
favorece al cacicazgo nuestro. Pequeñas maquinarias electorales que hoy se han
enquistado en los destruidos partidos nuestros.
Hoy
los chorros de dinero, permite que se haga de manera independiente. Las redes
de ese entramado electoral que está desacelerado.
¿Es
volver al pasado si sé cierran? También.
El pulso está abierto y tendrá severa
“motilada” esta semana.
Los
partidos hacen fuerza. Igual, quienes tienen credencial que temen que la
competencia los devore. Otros consideran que abiertas, dejan estornudar la
democracia.
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