Uno de los fenómenos más estruendosos y menos estudiados por los
economistas que dejaron de ser analíticos para volverse apostadores, es el del
“gota a gota” o “ pagadiario”.Y lo calificod de fenómeno y de estruendoso
porque fue la solución que los pobres se inventaron para conseguir la plata que
los bancos y las cooperativas no les prestan. Y es estruendoso porque ha
terminado siendo una explotación miserable, pero tolerada, de la
necesidad de plata urgente que tanta gente tiene en Colombia desde La
Guajira hasta Ipiales, desde Bahia Solano a Puerto Carreño.
Nunca
hemos oído hablar al ministro de Hacienda de esta clase de préstamos.Y ni
siquiera Alejandro Gaviria,que es milveces más humano que su colega de
gabinete, lo ha estudiado. Pero como los intereses que cobran rompen los
límites de la usura y cada día deben pagarse junto con la amortización del
capitalito prestado, algunos colombianos menos importantes pero mejor
preocupados por la suerte de sus congéneres,han ideado salidas que están dando
resultados y deberían copiarse.
Tomado de
la fórmula que un premio nobel ha sacado adelante en Bangla Desh y Paquistán,
en el Quindio,Risaralda y Norte del Valle montaron hace 25 años “Actuar” una
microempresa que hace los mismos minipréstamos que los gota a gota o
pagadiarios, pero sin la amenaza diaria del cobrador y a intereses
normales y alcanzables por el bolsillo de la pobresía.
Por estos
días “Actuar” esta celebrando sus bodas de plata y su gran promotor,el callado
y mesurado Luis Gabriel Duque debe estar sintiendo la satisfacción que da
el saber actuar.
@eljodario
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