Como dice mi compañero de faenas
diarias, Hernán Peláez, el candidato presidencial Juan Carlos Pinzón quedó
más solo que el perro de la Victor, entretenido con la bocina. A su
distanciamiento con Santos, a su renuncia al partido de la U y a la falta
de estructura electorera que lo rodeara, se ha unido la determinación de
los senadores y representantes del aporreado partido de la U, enfermo
de la aftosa de Irragori, de continuar en bloque apoyando un candidato que
el presidente Santos escoja y no separándose tras candidatos diferentes. En
otras palabras, que la ilusión que le crearon desde la Casa de Nariño para
que viniera a conseguir amigos entre los congresistas del gobierno,
resultó ser solamente eso: una ilusión.
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