¿Qué
tan lejos están hoy el alcalde Juan Pablo Gallo y el gobernador, Sigifredo
Salazar?
El
doctor Salazar hace rato está lejos de varios de los alcaldes de su
departamento. Poca credibilidad, en sus decisiones, a la hora de aceptar
compromisos. Se podría repetir – con sabiduría de barrio – lo que diga Merheg.
El senador azul, claro está.
Digo,
sus gobiernos, en la fórmula o la llave burocracia más poder. Hay
resquebrajamiento y se podría ahondar sino drenan malos entendidos de parte y
parte.
Más
claro: en esa reciprocidad burocrática y
de juntar poder, es hora de replantear relaciones.
Vean
esto. El conservatismo le ha traído, propinado graves golpes de opinión en sus relaciones con el liberal
en la capital: el desmadre en Desarrollo
Social, la hemorragia en la Ese Salud
Pereira que tendrá un fuerte control político
y profilaxis ante el Concejo hasta pasar por las denuncias que afloran
en Aguas y Aguas de Pereira. No es gratis lo que se investiga. Las tres en
manos de conservadores. ¡Pura coincidencia!
La
burocracia conservadora rueda suelta. Se la tropieza uno. Por la gobernación,
antes por el contrario las cuotas liberales, en ese endose o encuadre político, se merma. La burocracia es para mirar con lupa. Casi
que desaparece.
Esta
actitud tiene a punto de reventar acuerdos. Les soplan al alcalde y a varios
allegados políticos, el colapso. De revisar a fondo los términos de acuerdos en
la frondosa nómina. Reciprocidad no hay.
No
se extrañen pues, si hay decisiones duras y controversiales, de cara a los
procesos electorales venideros. Habrá factura y cobro. Hora de pelar dientes y llamado a cuadra
cuentas en esos pactos surtidos al calor del triunfo.
No
se extrañe, si esa actitud, ahonde la puesta en escena de una crisis en el
Concejo de Pereira y le hagan “pistola” al candidato liberal a la presidencia
del Concejo, el doctor Maicol Lopera. Que le volteen el bloque, mejor dicho. Lo
tiene parado que los concejales de la U, soporten varios de ellos, exceso de
azúcar en sus organismos. Ya en Risaralda, el G-7, tiene contra las cuerdas al
gobernador, así lo niegue y lo oculte bajo la alfombra azul de su despacho y no
quiera retroceder por una soberbia mal concebida y una arrogancia dictada.
La
ruptura está por venir y los puede coger por sorpresa. El liberalismo se siente
maltratado y exigirá replanteamiento o crisis con este socio histórico que
cuando gana, no conoce. ¿Será que el liberalismo sigue pelando el cobre, con
anestesia?
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