La determinación tomada contra
los cementeros, luego de casi 5 años de cabildeo, por un subalterno de la
SIC, pero respaldada mediáticamente por el carismático doctor Robledo,hace
pensar que no es ni gratuita políticamente ni que está exenta de un juego de
golpes y favores económicos.
El asunto no es un galimatías.
Está escrito.Los sindicalistas de la CUT, que reúnen a todos los
trabajadores de la construcción y el cemento, le escribieron en
agosto a la ministra Lacouture y en septiembre a la emperatriz Maria Lorena
poniéndolas en aviso del negocio de Ultracem, la empresa del poderoso
barranquillero Ruizeco, autorizado por el gobierno para importar millón y
medio de toneladas de Clinker,( cemento en bruto para pulverizar
luego).Según ellos , esa importación copaba y sobrepasaba la demanda
interna de cemento y obligó a las cementeras colombianas a más de hacerles
bajar el precio,a disminuir su producción quitándoles el empleo a miles de
trabajadores de una y otra empresa.
Políticamente es más
finito.El superintendente Robledo se apartó de la escalera de Vargas Lleras
( por eso no renunció la semana pasada) y hace pensar que ahora le juega
con su prestigio, o al engranaje que congregará bajo la batuta de Gaviria a
Fajardo candidato, o al taimado escaparate que tiene montado Santos
para vengarse de su antiguo vicepresidente. Si es lo primero, la medida de
Robledo sancionando por fin a los cementeros es un recorderis a los señores
del GEA( Grupo Empresarial Antioqueño) de que no deben dejar solo y
sin financiamiento a Fajardo ni estar coqueteando con Uribe o Vargas
Lleras. Si es lo segundo, es porque Santos puede estar logrando golpear
económicamente a los paisas de Argos y fortaleciendo al mismo tiempo a
Ruizeco,el rival de los Char en Barranquilla,es decir, aporreando también a
Vargas Lleras.
@eljodario
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