Desde hace varios años Gloria, la
hija de Jorge Eliécer Gaitán, viene hablando del memoricidio que se ha
pretendido hacer con el recuerdo de su padre. No pierde ella, fogosa
heredera del estilo batallador del caudillo asesinado el 9 de abril de
1948,de hacernos ver cada tanto que en este país volvemos a caer en los
mismos errores porque no nos gusta recordar ni cuando nos equivocamos ni
cuando acertamos.En otras palabras porque no hemos querido aprender de
nuestra propia memoria histórica.
Su teoría muy probablemente es
válida, pero por provenir de ella o porque ella con su fogosidad al
respecto hace aparecer el tema como una repetición mediática y cansona, no
hemos profundizado en todo lo que tiene de verdad y en todo lo que podría
pasarnos donde dejáramos de ser memoricidas. Si hubiésemos sabido cuales
hilos se movieron verdaderamente en la muerte del general Uribe Uribe y en
la del mismo Gaitán, y qué fue lo que en verdad se logró atajar que
sucediera en Colombia, quizás el país se habría orientado por caminos muy
diferentes. Pero por culpa, por descuido o por un temperamento que es muy
colombiano, dejamos que las cosas queden tal cual como fueron y apenas si
las anotamos al margen de la historia.
Donde no existiera el memoricidio
y valoráramos lo que se ha venido encontrando y demostrando sobre la
siniestra actuación del DAS en varios gobiernos del pasado, y el número de
personas asesinadas o desaparecidas por esa máquina infernal ( como los
candidatos presidenciales acribillados),hoy no estaríamos tratando de
incumplir el pacto de paz de La Habana sino exigiendo que la Comisión de la
Verdad guarde la memoria de lo sucedido así la JEP no funcione finalmente o
le vaya a dar por hacer juicios sumarios y sesgados.
@eljodario
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