La historia enseña que cuando el
gobernante se la carga a un estamento social de manera demasiado evidente, los
perseguidos, más temprano que tarde, terminan en reaccionar. Así fue cuando la
Revolución Francesa, cuando la de los Comuneros en Charalá y hace unos días
cuando la de los chalecos amarillos en pueblos y carreteras de Francia.Esta
última empero,fue un estallido amorfo,sin jefe ,de gentes de la clase media,
aburridos de tenerle que pagar los impuestos al régimen para que los ricos se
enriquecieran más.
Lo que está pasando en Colombia en
donde en actitud enfermiza el ministro Carrasquilla ha dispuesto, con la
complacencia del Principito y de un tal Malagón como monaguillo, de todas las
baterías contra la clase media y los campesinos, ya resulta alarmante. El haber
suspendido esta semana los subsidios a las viviendas de las clases medias y al
mismo tiempo racionar las pipas de gas propano, no solo es provocación, son un
rebose de las determinaciones que han adoptado para favorecer a la
minoría de los más ricos a costillas de la perseguida clase social a las
que se le suben todas las tarifas impositivas en la averiada
Reforma Miserable .
Pero si al mismo tiempo,el gobernante
propone al Congreso que se apruebe una ley que en el fondo les perdona un pago
mil millonario en la segunda semana de enero a las dos cadenas de televisión
más grandes del país y en la remendada ley de financiamiento les rebaja el
impuesto de renta a todos los congéneres ricachones de esas dos cadenas
radiales en casi 10 billones, lo que está pasando deja de ser un capricho
como los de Maria Antonieta la reina de Francia que prendió la mecha de la
rebelión y se convierte en una protuberante y ofensiva manifestación de odio
continuo contra la clase media lo que no es más que una enfermedad
siquiátrica conocida como obsesión compulsiva y requiere tratamiento.
@eljodario
gardeazabal@eljodario.co
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