En tres mujeres que bailaban individualmente y
que hacían parte de un mismo grupo de amistades se centraron los ojos de
quienes estaban a su alrededor, mientras la orquesta La Guagua, de Pereira,
hacían sonar sus primeros acordes de salsa.
Fue la oportunidad para que los habitantes del
corregimiento de Caimalito empezaran a “mover la colita” o a “mover el
esqueleto”, luego de haber estado de pie escuchando la música de despecho de
“El Charrito Negro”.
Dos de las tres mujeres eran de raza negra; su sabor
contagió a los demás, que ni siquiera trataron de bailar; más bien, corearon
con ellas la canción de salsa y empezaron a hacer sonar sus palmas, mientras
estas tres mujeres, como extasiadas con la música, casi que levitaban con cada
paso armonioso que daban; sus caderas y sus manos acompasaban el movimiento de
sus pies, y todo fue fiesta.
Por supuesto que la gran cantidad de personas que
estaban allí en Caimalito aprovecharon la variada oferta de La Guagua para
saltar del clásico de Pastor López “Las caleñas son como las flores, que
vestidas van de mil colores”, hasta los de Rodolfo Aicardi y otros tantos del
género tropical.
Con la presentación de “El Charrito Negro” los
habitantes de Caimalito quedaron “iniciados”; con él batieron sus gargantas
para acompañarlo en sus canciones de despecho, pero con la orquesta que lo
siguió, se armó la parranda.
Los conciertos de las Fiestas de las Cosecha
Pereira 156 años lograron, como en el caso de Caimalito, llegar a un
corregimiento distante de la Capital, con evidentes problemas de bienestar
social, pero tan pereirano para esta Administración como lo fueron los barrios
y las comunas que también tuvieron el privilegio de un concierto de primer
nivel en sus calles.
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