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La caficultura colombiana enfrenta retos para su sostenibilidad debido a la inestabilidad en sus ingresos y la dependencia de los hogares cafeteros a los programas sociales del gobierno, además del impacto de la variabilidad climática en la cantidad y calidad del café producido.
· A través de un
documento CONPES se plantean líneas de acción que deberán desarrollar y
coordinar el sector público en los próximos nueve años para garantizar la
sostenibilidad de la actividad cafetera a largo plazo.
El Consejo Nacional de Política
Económica y Social (CONPES) aprobó el documento para la Sostenibilidad de la
Caficultura Colombiana en el que se establecen líneas estratégicas de trabajo
entre diferentes entidades del sector público para enfrentar los retos que
presenta esta actividad en sus dimensiones económica, ambiental y social.
Entre los desafíos se encuentran la
alta incertidumbre en los ingresos de los caficultores, la susceptibilidad de
la producción y calidad del café respecto a factores climáticos, además de la
vulnerabilidad de los hogares cafeteros al depender de programas sociales
y transferencias monetarias del Gobierno.
Ante este panorama, el documento señala
cuatro objetivos de trabajo de varias entidades, incluyendo los ministerios de
Hacienda y Crédito Público, Agricultura y Desarrollo Rural, Ambiente y
Desarrollo Sostenible, Transporte, y Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones, entre otras, deberán desarrollar
articuladamente en un periodo de nueve años con el fin de garantizar el
desarrollo de la actividad en el largo plazo.
El primero de los objetivos, es
fomentar el acceso a activos productivos para incrementar la productividad que consiste en
reducir y flexibilizar los costos de producción, aumentar la
infraestructura para el manejo de la post cosecha, estabilizar los
procesos de renovación a nivel de finca cafetera, mejorar la eficiencia en la
gestión de recursos hídricos y ampliar el conocimiento de la reglamentación
para el manejo de sombríos forestales en fincas cafeteras.
Estabilizar el ingreso del caficultor
para reducir el impacto de factores externos que influyen en el precio y la
producción de café es el segundo objetivo propuesto en el documento
CONPES. Este se basa en fomentar el acceso a herramientas que reduzcan la
incertidumbre y promuevan la gestión de riesgos agropecuarios y la capacidad de
ahorro del productor.
Impulsar la comercialización
interna y externa de café verde y transformado, de acuerdo con la calidad del
producto es el tercer objetivo, el cual consiste en
impulsar la
exportación de café con mayor valor agregado, además de garantizar el acceso a
mercados en cumplimiento de nuevas exigencias sanitarias y de inocuidad.
El cuarto y último objetivo consiste
en fortalecer la oferta de bienes públicos en los eslabones de la cadena
del café para hacer más competitiva la actividad cafetera a través de la
reducción de los altos costos de transporte y exportación, y
un aumento de la conectividad digital en zonas cafeteras.
Café en cifras
Colombia es el tercer productor de
café, después de Brasil y Vietnam, y es el primer productor de café arábigo
suave lavado en el mundo. Según datos del SICA (Sistema de Información
Cafetera) existen 654.000 fincas cafeteras, 540.000 productores registrados
(30% del total son mujeres) y 2 millones de personas en hogares cafeteros,
según la Federación Nacional de Cafeteros con datos de 2019.
Adicional, 844.000 hectáreas son
destinadas al cultivo de café, principalmente en la cordillera de los Andes, la
Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá. Este cultivo genera
aproximadamente 730.000 empleos directos en 604 municipios y 23
departamentos.
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