La nueva realidad y en el contexto inmediato de la pandemia, hizo que la llegada de la cuarta revolución industrial se instalara de manera rápida en los negocios, las empresas, las personas y las familias.
De acuerdo con Claudia Marcela
Tabares, docente del programa de Especialización en Gerencia Seguridad y Salud
en el Trabajo de Areandina seccional Pereira, “la transformación digital en
las empresas no fue de manera paulatina como venía sucediendo, sino que fue
prácticamente instantánea. En aquellas empresas que, en su cotidianidad no
tenían domicilios o ventas online, los trabajadores se centraban en
instalaciones físicas, los espacios académicos eran principalmente presenciales,
pasaron a ser virtuales y descubrieron que era posible confiar en el
trabajador, que la tecnología permitiría cercanía sin presencialidad para
generar nuevas opciones de negocio”.
Para la docente Tabares, a
través de estos descubrimientos, se instauró el trabajo remoto, el home office,
el teletrabajo y con esto la aparición de riesgos emergentes. “Las empresas
y las personas no estaban preparadas, solo algunas empresas que venían
trabajando con visión de transformación digital pudieron adaptar los ambientes,
procesos de trabajo y gestión del riesgo; las demás empresas debieron adaptarse
a medida que fueron apareciendo las manifestaciones de enfermedad y accidentes
de trabajo”, explica la académica.
Uno de los aspectos que
incrementó la materialización, se relaciona con los factores de riesgo
psicosociales debido a la conjunción de roles en el mismo espacio físico
(padres, hijos, empleados, individuos) desapareciendo los límites que eran
evidentes en las anteriores estructuras de trabajo. De acuerdo con la docente
Tabares, “la hiperconectividad, el sedentarismo, la falta de conocimiento,
habilidades y destrezas en el manejo de tecnologías debido a las brechas
generacionales, llevó a las organizaciones a repensar procesos de
entrenamiento, selección, liderazgo, cultura organizacional, establecimiento de
puestos trabajo, jornadas laborales, reconocimiento y recompensas”.
Y agrega, “los
especialistas en seguridad y salud en el trabajo son parte esencial para hacer
los análisis y acciones que ayuden a identificar, anticiparse y aprender las realidades
de trabajo y que permitan hacer las transiciones con el menor impacto posible
en la salud y seguridad de las personas y la productividad de las empresas”.
Finalmente, la docente Tabares
apunta sobre la necesidad de que los profesionales y especialistas en seguridad
y salud en el trabajo estén ubicados en ambientes volátiles, inciertos,
complejos y ambiguos (VUCA por su denominación en inglés) de las empresas para
permitir explorar las nuevas realidades en las que estas se mueven y así aportar
desde la gestión del riesgo laboral a la sostenibilidad y la competitividad de
las empresas. “Esto va más allá de la identificación de los peligros. A partir
de este conocimiento, se diseñan e implementan estrategias que apalancan desde
el reconocimiento, la inclusión, el respeto y la flexibilidad, los diferentes
procesos productivos, estructuras de los puestos de trabajo, metas e
indicadores de gestión. Son los
especialistas quienes pueden entender y hacer las conexiones necesarias entre
los procesos productivos con las personas felices, sanas, saludables y
altamente productivas que hacen posible la sostenibilidad y competitividad de
las empresas”, concluye la experta Tabares.
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