Desde la llegada del Covid-19 al país, los profesionales de la salud han debido afrontar diferentes desafíos para garantizar una atención oportuna y poder asumir de la mejor manera las consecuencias que trae el virus. Después de registrarse el primer caso confirmado el pasado 6 de marzo de 2020 en Colombia, se han registrado a la fecha más de 6 millones de contagios, presentando en Risaralda un total de 105.240 casos. Actualmente, de los 409 casos activos en el departamento, 172 han requerido hospitalización y algunos la necesidad de ser internados en una Unidad de Cuidado Intensivo, según informe presentado por la Gobernación de Risaralda.
Conforme al estudio, las personas
que ingresan por coronavirus a la unidad de cuidados intensivos presentan
graves secuelas como: disminución de masa y fuerza muscular, restricciones y
dolores articulares, alteración de la capacidad pulmonar y función
respiratoria, fatiga muscular y disminución importante de la capacidad de
esfuerzo, secuelas que, en palabras de Mónica Satizábal Olaya, docente del programa
de Fisioterapia de Areandina sede Pereira, se pueden presentar incluso en
pacientes que han tenido que superar una enfermedad crítica. “Estas pueden
generar limitaciones para la realización de actividades cotidianas, presentando
fatiga y sensación de ahogo, como por ejemplo al subir y bajar escaleras,
caminar distancias largas, correr e incluso, actividades más básicas como
comer, peinarse, bañarse, entre otras”, explica la docente Satizábal.
El cuidado de los profesionales
Desde el momento en que las personas
son internadas en las unidades de cuidados intensivos, un grupo de
profesionales conformado por médicos, enfermeros y fisioterapeutas, son los
encargados de atender a los pacientes, siendo los fisioterapeutas los
responsables de mejorar las condiciones que se pierden o deterioran por la
estancia prolongada en los centros hospitalarios, uso de fármacos sedantes y
relajantes neuromusculares, infecciones bacterianas y secuelas propias de la
exposición al virus.
Para la experta Satizábal, “durante
la estancia en UCI, los pacientes deben adoptar posiciones en cama por tiempos
prolongados, además, el uso de la ventilación mecánica hace que la musculatura
respiratoria se atrofie y pierda fuerza muscular. Todo esto lleva a
la necesidad de continuar con procesos de rehabilitación pulmonar incluso,
cuando se es dado de alta”.
Alta Hospitalaria
Cuando el paciente retorna a su
entorno habitual, es inevitable que se enfrente a situaciones cotidianas que
pueden poner desafíos tanto al paciente como a su familia y es allí, donde los
fisioterapeutas trabajan en función para permitir que el paciente retome el
mayor nivel de funcionalidad e independencia posible por medio de la mejora de
la fuerza muscular periférica y respiratoria, la flexibilidad, el equilibrio y
la capacidad cardiorrespiratoria necesarias para la normalidad en la vida
cotidiana.
“Un adecuado proceso de
rehabilitación debe iniciar con evaluación completa de la condición física,
tener en cuenta la evolución clínica, complicaciones presentadas en la estancia
hospitalaria, uso de fármacos, nivel de capacidad de esfuerzo, condicionantes
de su residencia habitual y apoyo familiar, además de actualizar su plan
terapéutico de acuerdo a sus necesidades y evolución clínica”, afirma la
docente Satizábal.
Ejercicios para una pronta
recuperación
La académica Satizábal sugiere realizar ejercicios
respiratorios siempre y cuando el paciente no presente fiebre, dolor
intolerable, sensación de ahogo, malestar general, dolor en el pecho o tos incontrolable.
Dichas actividades se deben realizar en una posición cómoda, utilizando en lo
posible una colchoneta o hacerlo sobre la cama conservando una buena postura,
lo que permitirá disminuir el esfuerzo al respirar, mejorar la oxigenación y
aumentar la capacidad pulmonar.
·
En posición sentado: tomar aire profundo y mantener por unos segundos la máxima inspiración
posible, expulsar el aire lentamente por la boca mínimamente abierta o
gesticulando un silbido. Es importante que la respiración dure el doble de la
inspiración.
· En posición acostada: colocar las manos sobre el
abdomen, inspirar profundamente a través de la nariz manteniendo la boca
cerrada. Al inspirar, el abdomen se distiende elevando las manos. Este
ejercicio se denomina respiración diafragmática.
· En ambas posiciones: inspirar profundamente
mientras se ejerce presión leve a nivel del tórax con las manos. La idea es que
el tórax se expanda al tomar el aire y que, durante la salida del aire, el
tórax descienda.
Finalmente, la docente Satizábal señala la importancia de fortalecer los
músculos para mejorar el nivel de funcionalidad mediante un entrenamiento de
fuerza y resistencia de los brazos y piernas, graduando la frecuencia e
intensidad de acuerdo a cada caso, entrenar el equilibrio para quienes
presenten inestabilidad al caminar y realizar un plan de ejercicios cuya
prescripción la realice un fisioterapeuta y en caso de presentar dudas sobre el
estado de salud, acudir a un profesional médico.
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