Alberto Zuluaga Trujillo
En una entrevista que Caracol Radio le hiciera al expresidente Uribe a comienzos de abril, sobre a quién apoyaría en las elecciones de mayo para presidente y como veía al Gobierno de Duque, este respondió: “El partido no ha formalizado su decisión. Yo seré muy prudente porque esta injusta situación que padezco (Investigaciones de la Fiscalía) ha hecho daño a mi reputación. Y la verdad es que este Gobierno nuestro no se ha hecho querer suficientemente del pueblo colombiano. Ahí hay unas grandes dificultades y uno las tiene que reconocer”, puntualizó el exmandatario.
Dichas por el jefe del Centro Democrático, partido del Presidente, cayeron como un baldado de agua fría sobre sus seguidores y el propio Gobierno, declaraciones corroboradas luego por las distintas encuestadoras, que ubican al candidato Petro del Pacto Histórico, como líder en solitario, con un 39 por ciento de la intención de voto, seguido de Federico Gutiérrez del Equipo por Colombia, con el 31 por ciento y Rodolfo Hernández de la Liga Gobernantes Anticorrupción, con un 20.3 por ciento.
Lo más sorprendente es la votación de Bogotá en dónde según la encuesta Petro tiene el 51 por ciento frente a Fico con el 18. Razón entonces para concluir que lo expresado por el expresidente Uribe frente al Gobierno de Duque es absolutamente cierto: “este Gobierno no se ha hecho querer”. Bien lo dijimos en nuestra columna, recién pasadas las elecciones del 2018: “Lo sucedido en las votaciones es un campanazo de alerta. Si el Gobierno que se inicia el 7 de agosto no corrige las grandes desigualdades e inequidades existentes, el próximo presidente será Petro”.
Por lo visto, Duque no hizo la tarea. Un Gobierno
que violentó la Constitución, al que la Corte Constitucional mediante
sentencias le ha tumbado varias leyes tramitadas por el Congreso bajo su
apremio, como el Código Electoral, La Reforma Tributaria, La Ley de Garantías,
entre muchas otras, aprobadas a las volandas con la complicidad del Gobierno
que, de antemano, advertido sobre las irregularidades cometidas durante los
trámites, al no ceñirse a la constitución por tratarse de leyes estatutarias
que obligan a aprobarse en una legislatura, valga decir, en los dos períodos
ordinarios de esta, continuó presionando sin recato. Un Gobierno irresponsable
que, ante la captura del mayor narco criminal, el jefe del Clan del Golfo, (ya
abatido) alias Otoniel, no se percató del coletazo que suscitaría su
extradición, incapaz fue de proteger a los habitantes de la amplísima zona
territorial por ellos dominada, permitiendo la realización de 309 acciones
violentas contra la población civil en inmediaciones de 11 departamentos en
donde fueron víctimas de los brutales ataques 178 municipios que debieron
soportar la destrucción de camiones, buses, vehículos de servicio público y
particulares, a más de los establecimientos de comercio incinerados y
destruidos por esta organización delincuencial, sin contar con los no menos de
24 civiles muertos. La no recuperación de los 70 mil millones del Mintic,
cuando en esa ocasión Duque dijera, es cuestión de días para recuperarlos,
frase que nos recordó otra similar cuando recién posesionado, al país y al
mundo dijo: “La caída de Maduro, es cuestión de horas”. Ni la platica se
recuperó ni Maduro cayó. Por imponer la fuerza del poder sobre la Ley, el
viernes el Tribunal Administrativo de Antioquia le tumbó el nombramiento del
alcalde encargado de Medellín. Por todo eso y muchísimo más, es que el
expresidente Uribe acertó cuando dijo que este Gobierno no se había hecho
querer. Pero el iluso, obnubilado, en declaraciones recientes dijo: “Si
existiese la reelección, seríamos reelectos”. Cansada, la
gente busca un cambio a como dé lugar, así esa decisión signifique un salto al
vacío. Confiamos en que Fico logre la remontada que no pudo Fajardo. Dios, nos
lleve de su mano.
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