Un objetivo, cuando se tiene presente en la mente y se desarrollan las acciones encaminadas hacia su consecución, puede terminar convertido en una realidad perceptible. El filósofo griego Platón (427 - 347 a. C.), considerado uno de los padres de la filosofía occidental, planteaba en sus diálogos la existencia de dos mundos: el de las ideas, que constituye la verdadera realidad, y el mundo sensible o material, que es el de la mera apariencia.
Este dualismo ontológico se ha convertido en un punto de reflexión
y de trabajo clínico para quienes ejercen el arte de la curación. La otra
concepción del mundo, el monismo, el cual afirma la existencia de una sustancia
primordial que subyace a todos los fenómenos y seres del universo (arjé en la Grecia antigua), sirve como
base filosófica para la praxis de
muchas tendencias de la medicina que se han autodenominado de la mente y el
cuerpo o integrativas.
A lo largo de la historia de las ciencias de la salud, para enfrentar las diversas enfermedades que aquejan al ser humano, se ha indagado sobre el papel que desempeña la mente en su producción y también en los procesos de curación. Científicos e investigadores como Hipócrates, Galeno, Heinroth, Baudouin, Coué y Freud –solo por mencionar a algunos de los más representativos– trataron de dilucidar esta influencia y con sus aportes contribuyeron a desarrollar un área muy importante de la medicina actual: aquella encargada de las interacciones entre la mente y el cuerpo y de cómo cada una de estas instancias no puede separarse de la otra, pues ambas son expresiones de una misma realidad.
El químico y psicólogo francés Emile Coué
(1857-1926) hizo importantes aportes en el reconocimiento de la influencia que
tiene la palabra cuando es bien empleada, lo cual ha sido esencial para que el
ser humano supere diversas alteraciones. Actualmente ello no se pone en duda,
porque a partir de este precepto, la psicoterapia es ampliamente reconocida
como estrategia terapéutica para disminuir el sufrimiento del ser humano.
El sistema de creencias y la
fe desempeñan un papel sustancial en los procesos relacionados con la curación
de enfermedades. Investigaciones que se han realizado en universidades o
centros de investigación alrededor del mundo concuerdan en que la actitud que
asume la persona enferma es clave en la evolución y el pronóstico de su
trastorno. Quienes tienen una actitud negativa o están padeciendo una
enfermedad depresiva tienen un peor pronóstico y una menor sobrevida en caso de
enfermedades terminales; en cambio, quienes luchan y tienen fe y creen en la
posibilidad de recuperación están mejor dotados no solamente desde el punto de
vista mental, sino también inmunológico para afrontar el padecimiento y además
tienen una mayor sobrevida. Hace muchos años lo expresó Platón: el mundo de las
ideas tiene la capacidad para influir y materializarse en el mundo de las
formas. www.urielescobar.com.co
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