Por José Luis Ortiz Güell
Desgraciadamente son demasiadas las mujeres, emprenderás y famosas que en esta sociedad machista han sido acosadas, asediadas maltratadas que lo han sufrido en la penumbra de la soledad detrás de los focos del éxito y lo peor que lo siguen siendo a pesar de los cambios acaecidos.
Ser
mujer sigue siendo un lastres desde la cuna.
Más
del 95 % son mujeres y tenemos nombres como María Shneider, Shelley Duval, Léa
Seydoux, Tippi Hedren, Jennifer Aniston, Miley Cyrus, Beyonce, Selena
Gómez,Taylor Swift y tantas que la lista no tendría fin.
Según
fuentes fidedignas he tenido conocimiento de un nuevo caso y este en España y
está dispuesta a hablar y demostrar su calvario. Se ha conocido que, tras numerosos
años de acoso constante y pertinaz y ahora va a salir a la luz.
Estamos
hablando de Conchita Pérez Casorrán, la conocida poligrafista de Salvame de
Telecinco.
Vamos
a centrar la historia y ponerla en contexto. Ya hace muchos años y antes de
comenzar a realizar su labor profesional, no sólo en TV sino en su consulta
particular con grandes elogios a su profesionalidad y en la que aún se mantiene
frente a tormentas y mareas.
Ella
contactó con APA (American Poligrah Association) y entre todos los centros de
formación eligió la Marthon cuyo Director era Thom Kelly que durante mucho
tiempo perteneció al FBI y allí se formó.
Terminada
su formación ya comenzó su andadura profesional tanto televisiva como con su
propio despacho.
Fue
en el año 2011 cuando comenzó su calvario y un hombre, presumiblemente no sólo
como persona sino desde el intrusismo profesional comenzó un hostigamiento
constante, difamatorio y sin descanso.
Si
bien mientras duró el programa y sus compromisos empresariales hizo que no
fuese tan consciente de esa dura realidad.
Las
denuncias fueron constantes y aunque judicialmente gano diferentes batallas
siguió sufriendo desesperadamente su acoso cruel y sin descanso.
Fueron
miles las diferentes y maledicentes incursiones en su trabajo y su persona con
las consiguientes consecuencias tanto a nivel profesional como a nivel
psicológico.
No
ha sido hasta ahora que se encuentra fuera de los focos cuando no sólo se ha
reforzado ese constante atropello, buscando destruirla y que ella ya cansada de
su invisibilidad ante la justicia y una realidad que la supera ha decidido
contar su verdad con las pruebas contundentes de esa verdad con las que cuenta
para demostrar esa verdad.
No
obstante, el presunto culpable, ese hombre, no ha dudado de utilizar todos los
vericuetos legales y todas las estrategias que ha podido utilizar, no sólo para
liberarse de la acción de la Justicia sino para seguir constante en esa
actitud, considerada “criminal”.
Aunque
creo firmemente en la labor de los jueces y de la Justicia esto es una prueba palpable
de la existencia de factores
determinantes que influyen, desgraciadamente, en las decisiones judiciales
cuando estas afectan especialmente a las mujeres como género. La justicia no es igual para todo el mundo,
aunque debería serlo. Las y los jueces tienen sesgos discriminatorios, no están
por encima de ellos, al igual que no lo estamos ninguno y ninguna de nosotras
como ciudadanos. Es necesario todavía cambiar mucho el enfoque en ese aspecto
de la perspectiva de género especialmente.
No querer asumirlos para trabajarlos en profundidad
conlleva el riesgo de tomar decisiones que desgraciadamente pueden culminar en
situaciones que no tienen arreglo y que sólo producen dolor e impotencia.
No
obstante, Conchita Pérez, gracias a Dios es una mujer no sólo emprendedora,
sino valiente y guerrera que nunca se rinde y más cuando sabe que tiene la
Justicia y la Razón de su lado. Un claro
ejemplo para el mundo de la mujer que lucha por la verdadera Igualdad.
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