Un ser vivo funciona gracias a una compleja y maravillosa conjunción de
factores que hacen posible la supervivencia individual y de su especie. Por muy
elemental que en apariencia sea un individuo de cualquiera de los cinco reinos a
los que pertenecen los seres vivos, tiene un funcionamiento casi perfecto, que
le permite adaptarse a las condiciones medioambientales donde cumple su ciclo
vital. El humano, con el desarrollo cualitativo y exponencial de su conciencia,
puede percibir que para vivir se requieren infinidad de elementos, situaciones
y circunstancias que lo permitan, como el aire, el agua, las plantas y muchos
semejantes que le ayudan a nacer, vivir y morir en condiciones de dignidad. Reconocerlo
faculta el desarrollo en ciertas personas de un sentimiento y una actitud
esencial para una buena salud mental: la gratitud. Esta experiencia es uno de
los indicadores que permiten predecir el tipo de vida de una persona.
Antes de proseguir con los beneficios psicológicos y emocionales para la
persona que expresa este sentimiento, me viene a la mente una experiencia de
mis primeros aprendizajes de niño, que no he olvidado sino reiterado con el
paso de los años. Mi padre afirmaba con mucha frecuencia que se puede saber
sobre la forma de ser de una persona por su capacidad para reconocer la
gratitud y expresarla. Desde la perspectiva psicológica, la gratitud se puede
considerar como un sentimiento y una actitud a través de la cual se reconoce
favorablemente un bien recibido, sea de
tipo material, emocional o espiritual, este agradecimiento puede ir dirigido a
individuos, grupos, al planeta o a la divinidad. ¿Qué beneficios se han
encontrado en quien expresa este sentimiento y asume la actitud
correspondiente? Son muchos, pero se podrían sintetizar en los siguientes:
aumenta la sensación de bienestar en quien da y en quien recibe, disminuye el
estrés, la depresión y la ansiedad, ayuda a mejorar las relaciones en la
familia y en la comunidad en general y mejora significativamente la autoestima.
La gratitud como sentimiento y como actitud se puede expresar como norma
de vida, aun en situaciones difíciles, por complejas que ellas sean. Los
beneficios se ven no solo en lo personal; también tiene un importante impacto
social, porque favorece la solidaridad y la consideración empática y
profundamente respetuosa por el semejante. La cantante argentina Mercedes Sosa
lo expresó poéticamente en su canción Gracias a la vida: “Gracias a la
vida, que me ha dado tanto / Me dio el corazón, que agita su marco / Cuando
miro el fruto del cerebro humano /
Cuando miro al bueno tan lejos del malo / Cuando miro el fondo de tus
ojos claros”. www.urielescobar.com.co
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