Todo ser está sometido a diferentes crisis a lo largo de su vida, que
debe superar como parte del proceso natural de adaptación al medio en el cual nace,
crece y muere. Viene dotado de una serie de mecanismos internos que le
facilitan sobrevivir a las circunstancias y, en la medida en que avanza en su
crecimiento, estos se van fortaleciendo hasta que inicia el declive que conduce
a la extinción de su cuerpo físico. Cabe resaltar que este determinismo varía entre
los integrantes de una misma especie, lo que permite que unos sean más fuertes
o más longevos que otros; pero el destino que les espera siempre será el mismo:
la cruda realidad de la muerte. Situación un poco diferente es la que sucede
con el individuo humano, porque aunque él está sometido a las mismas leyes,
tiene un elemento adicional
–que no han desarrollado de igual forma las demás especies animales–: la
conciencia. Las mismas exigencias a que es sometido el cuerpo físico para la
supervivencia están presentes a nivel psicológico y emocional, y para cumplirlas
no es suficiente tener brazos o piernas fuertes que garanticen una mejor
calidad de vida y un mejor afrontamiento de la realidad.
Las ciencias humanas y sociales han realizado un número importante de
reflexiones e investigaciones para tratar de entender los mecanismos
psicológicos y emocionales con los cuales viene dotado el individuo humano, y una
de las conclusiones más aceptadas es la siguiente: así como existe una dotación
genética que permite su adaptación biológica al entorno, también la hay para
afrontar los eventos percibidos como amenazantes. Este poder presente sin
excepción en todos los humanos se le ha denominado resiliencia. ¿Qué es la
resiliencia? Según la American Psychological Association (APA), que es la
asociación de psicólogos norteamericanos, se trata de “un proceso de adaptarse
bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión
significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas
serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras”.
La médica y licenciada en psicología clínica, la estadounidense Joan
Borysenko (1945 -), una de las mayores autoridades a nivel mundial en lo que se
ha denominado medicina integrativa y de la conexión mente-cuerpo, en uno de sus
últimos libros, Pase lo que pase no es el
fin del mundo. Resiliencia para momentos de crisis, plantea una serie de
elementos claves para entender y afrontar las crisis existenciales que pueden
acontecer en cualquier momento. Los elementos básicos los resumo en los
siguientes términos: cada individuo tiene en su interior una capacidad o un
potencial que puede desplegar para enfrentar de manera exitosa las situaciones
adversas de cualquier orden. El despertar de esta capacidad puede aprenderse y
ponerse en práctica para vivir de una manera más plena y consciente en un mundo
signado por incertidumbres cada vez mayores.
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