En momentos en que las
estadísticas mundiales sacan a Medellín del listado de las ciudades más
peligrosas del mundo e introducen a Cali y Palmira como dos de las 25 con
más homicidios percápita, los benditos genes paisas dan demostración en pleno
2017 de su incapacidad de impedir la fuerza machista como herramienta de poder
y justicia.
El fin de semana anterior se dieron dos casos patéticos de esa
situación a plena luz del dia y con corroboración de las autoridades policiales
y de los medios tanto tradicionales como de redes sociales.
El primero de ellos se dio en la Calle Bomboná donde se cometió
el robo de una motocicleta. A los gritos de la víctima, las gentes respondieron
y pararon a los dos que se la robaron, un adulto y un chico. Al primero
lo agarraron a patadas y desde todas orillas de la calle, desde las puertas de
los negocios establecidos, le lanzaron lo que pudieron en un fatídico
linchamiento. El ladrón murió dos días después en una de las clínicas de
Medellín. Al chico dizque lo pudo salvar la policía de que lo acabaran igual
que al otro.
El segundo de los casos retumbó en la memoria de los habitantes
de Medellin recordando momentos amargos que se creían superados. Un par de
bandas, combos o como los violentólogos y la policía los llamen ahora,
denominadas la una como “Los chivos” y la otra como “Los pájaros” se
enfrentaron a bala en el barrio Belén Altavista durante casi 30
minutos, que dicen fue lo que demoraron los policías en llegar al sitio del
enfrentamiento.
Medellin ha podido salir adelante de todas las batallas
estúpidas o gloriosas, rentables o fastidiosas para que vuelva a repetir los
malos pasos. Cuidado !
*El Diario ADN donde habitualmente se publica esta columna no
aparecerá en la Semana Santa.
@eljodario
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