Jessy
Paola era una joven mujer de 32 años que incubaba en su mente grandes sueños
para mejorar sus condiciones de vida y la del ser que más amaba: su pequeño
hijo de 10 años. Sus conocidos la describen como un ser alegre, optimista y
trabajador. En su deseo por superar las condiciones adversas de la vida, había
estudiado Administración de Empresas; sin embargo, las pocas posibilidades de empleo
la llevaron a trabajar vendiendo jugo de naranja y tinto al frente del colegio
Francisco de Paula Santander, ubicado en el sector del Salado de la ciudad de
Ibagué. Creyente en Dios, asistía con regularidad a las celebraciones de su
comunidad. Hacía 8 meses, después de una separación afectiva, su situación
económica comenzó a empeorar cada día más.
Ante las
difíciles condiciones económicas de su hogar, Jessy decidió comenzar a prestar
a través de la nefasta opción por la que opta la gran mayoría de los
colombianos que no tienen ninguna oportunidad de apoyo del sistema financiero
regulado: “el gota a gota”. Entrar a este perverso mundo para conseguir un
préstamo es penetrar en el infierno descrito por Dante Alighieri. Bien, al no
tener con qué pagar, las presiones y las amenazas se convirtieron en una
verdadera espada de Damocles que se cernía sobre ella. El 6 de febrero de 2019
se dijo a sí misma, ante el desespero que le producía la situación que vivía:
“¡No más!”, y se lanzó junto con su hijo de un puente en construcción en la vía
Ibagué-Cajamarca.
Esta es
la misma y dolorosa historia de miles de mujeres y hombres –por lo menos el 80%–
de los que habitan en Colombia: ninguna opción laboral que les permita vivir en
condiciones dignas. ¿Sabía usted, amable lector, que de acuerdo con el último
informe del Banco Mundial (2017), Colombia es el segundo país más desigual de
América Latina y el séptimo en todo el mundo? ¿Sabía usted que el 16% del
producto interno bruto que produce Colombia está en manos de tres personas que
se encuentran en el listado de los más ricos del mundo? ¿Sabía usted que, según
el informe de la Organización para la Superación de la Pobreza Techo, 13.5
millones de compatriotas viven en la pobreza, es decir que no tienen acceso a
servicios públicos básicos, entre otras condiciones dignas? No hay duda de que
mientras existan estas inequidades, seguiremos engrosando la lista de los
países tercermundistas y muchos de nuestros compatriotas considerarán la alternativa
que tomó Jessy como el único camino válido para poner fin a tanta injusticia e
indolencia colectiva.
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