Gobernar al Cauca debe ser gesta de héroes mitológicos. Aun
cuando el resto del país lo mire con desdén, allá se concentran todos los
problemas que hemos dejado crecer con nuestra atonía, nuestro racismo, nuestro
desprecio por los campesinos y sobre todo por la exageración para aislar a
quienes piensen, vivan y vistan distinto. Popayán fue la segunda capital de
Colombia durante toda la colonia y de su universidad han salido casi 20
presidentes que nos han gobernado. Pero ni los blasones que aún exhiben ciertas
agonizantes castas popayanejas ni los borbotones de cocaina y marihuana y
heroína que vomitan los jardines de sus montañas o las llanuras del Pacifico,
han servido para poder gobernar con tranquilidad ese departamento y sacarlo
avante. Siempre tienen un lio por resolver y otro que ya debe estar fechado
para que se presente.
Por esa razón cuando reviso la lista de candidatos a la
gobernación y encuentro en ella al indígena Jesús Piñacue, que fue capaz de
hacerse elegir senador dos veces sin entrar en jurisdicciones especiales,y que
con su conocida serenidad y prudencia ya tiene hasta título de abogado que
otorgan los blancos, pienso en si Chuspas o Temístocles y Paloma, los senadores
en ejercicio del Cauca, y los blancos,los indios y los negros votantes se
habrán dado cuenta que con los candidatos obedientes y sumisos que tienen los
senadores le van a quemar la opción al Cauca de encontrar por fin quien
lo administre con serenidad y, sobre todo, alguien especial, guiado por sus
ancestros y su extraño poder de ungido que manifiesta en todos sus gestos. Tal
vez no. La batalla burocrática de los tres senadores es implacable y les aleja
la razón y la sindéresis. Los blancos los disputan Chuspas y Paloma. Los negros
los trata de reunir Temistocles.Y los indígenas le tienen envidia a Piñacué.
gardeazabal@eljodario.co
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