“Lo que hacemos es que ellos tengan mucha racionalidad en la consulta, en la identificación de casos y la toma de muestras; así como la notificación de estos mismos a nuestro sistema de información. Buscamos que ellos se capaciten en cómo es una investigación epidemiológica de campo de un caso probable y reportar toda la información que es requerida, para nosotros poder tener nuestras curvas epidémicas para poder monitorearla y estas asociadas a los espacios geográficos de residencia”, dijo el Médico Epidemiólogo de la Sala SAR, José William Martínez.
También, se busca que el personal de salud en campo pueda generar información de casos que tengan que ver con trasmisión en otros escenarios diferentes al lugar de residencia para que sean monitoreados e intervenidos inmediatamente desde la Sala de Análisis de Riesgo.
“Además, en el monitoreo de los casos, de ser positivos, que se puedan clasificar en que el COVID sea leve o, si el paciente está entrando en una necesidad donde no podamos hacer una evaluación por celular, tengamos que hacerlo con el médico; y de ser necesario, que se hospitalicen inmediatamente”, dijo el galeno.
Con este alistamiento se trabaja en adelantarse con la capacidad institucional en caso de que la epidemia crezca exponencialmente, “nosotros siempre tenemos que ir más allá de dónde la epidemia está”, agregó
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