Tal como el individuo percibe el
mundo y sus representaciones ha sido un tema de recurrente análisis a lo largo
de la historia de la civilización humana. La pregunta central que se han
formulado místicos, filósofos, psicólogos, físicos y matemáticos es: ¿cuál es
el mundo real? ¿Será el percibido a través de sus múltiples expresiones físicas
o el que está presente en el aparato perceptual de cada individuo? Las
corrientes denominadas materialistas consideran como el único mundo real aquel
que puede ser percibido, descrito y replicado: “La materia es el origen de todo,
las cosas y la realidad existen porque tienen materia”. Este planteamiento ha
tenido una gran fuerza en el desarrollo y en los aportes de la llamada ciencia
positivista, cuyos principales gestores fueron Tales de Mileto, Anaximandro, Demócrito,
Aristóteles, Giordano Bruno, Galileo, Hobbes, Engels y Marx.
Por el contrario, la filosofía
denominada idealista plantea como precepto central que “la realidad es una
construcción de la mente, las cosas existen si hay una mente que pueda
pensarlas”, y al desarrollo de esta teoría han contribuido Platón, Descartes, Leibniz,
Kant y Hegel. Más recientemente, la física cuántica, con los hallazgos de Max
Planck y los aportes de insignes investigadores como Bohr, Einstein,
Schrodinger, Pauli, Heisenberg y Feynman, llegó a la conclusión siguiente: “A
nivel cuántico no existen los ‘hechos objetivos’, la realidad depende de quien
la mire”. Este concepto ha estremecido sin duda alguna los cimientos sobre los
cuales se había construido la ciencia tradicional, y sus repercusiones se ven
no solo en los nuevos descubrimientos en nanotecnología (diseño y manipulación
de la materia a escala atómica o molecular para la construcción de equipos de
uso general y médico), sino también en la comprensión del ser humano, por medio
del surgimiento de nuevas áreas del saber, como las denominadas medicinas
integrativas, funcionales o de la conciencia y de la energía.
Este último concepto de la
mecánica cuántica tuvo sus predecesores: Buda, quién hace más de 2600 años
afirmó que “si quieres cambiar el mundo, comienza por cambiar tu mundo
interior”; asimismo, el filósofo estoico Epicteto, que decía de manera enfática:
“Lo que trastorna emocionalmente a las personas no es lo que suceda en el
mundo, sino la interpretación que ellas hacen de estos sucesos”; Albert Ellis, psicólogo
norteamericano que utilizó el planteamiento de Epicteto para la conformación de
su modelo psicoterapéutico denominado Psicoterapia racional emotiva conductual;
y, finalmente, Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, quien postuló de
manera magistral que “la única realidad del individuo es su realidad psíquica”.
Como dice el viejo adagio: “Cada cabeza es un mundo”, el individuo crea su
propia realidad psíquica y con base en ella se relaciona con el mundo que lo
circunda. www.urielescobar.com.co
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