En
su nuevo hábitat cientos de personas disfrutan de los elefantes.
No
menos de seis intentos requirió el Elefante Pirinolo para juntarse con Maggie y Kim en el nuevo
hábitat del Bioparque Ukumarí.
Las
hembras, tranquilas y pausadas, salieron a esperarlo sin importarles el
sol ni visitantes que llenaron los miradores del
hábitat, y consumieron rápidamente zanahorias,
caña y todo lo que encontraron a su paso incluyendo un pequeño árbol recién sembrado.
Pirinolo,
como todo macho deseado, asomó su
gigantesca mole, las miró y se regresó. La historia se repitió 5 veces más,
mientras el equipo técnico, periodistas y personal del parque se “cocinaba” al
sol.
Hacía
la una y media de la tarde, corrió la noticia de que se demoraría mucho en
salir y todo el equipo tomó la decisión de
irse a buscar almuerzo. Cuando iban a 300 metros recorridos y como burlándose del mundo entero, Pirinolo
salió.
Recorrió
pacientemente la distancia, se acercó, huyo cuando las hembras lo acosaron y finalmente,
comprendió que literalmente, las tenía a
sus pies. Coquetearon, se echaron y
finalmente, se pusieron a su disposición. Habían terminado 6 largos años
de separación en donde el contacto se limitó a tocarse con las largas trompas.
Ukumarí será otra vida para ellos.
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