Por ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
Hay
una rumba que viene de atrás en Santa Rosa de Cabal, que huele maluco.
La dirigencia,
en su gran mayoría, sigue mirando para los lados como si lo que allí pasara,
fuese paisaje. Nadie se quiere comprometer con nada. Ni con el salvamento o
tirar salvavidas para reordenar esa
localidad.
Santa
Rosa viene dando tumbos desde el pasado gobierno en el que se “destapa” ahora
una feria de hechos que deben producir noticia judicial por estos días.
Acaso
¿no debe estar ya renunciada la rectora
de UNISARC? No es grave que tumbado el contrato de EMPOCABAL –SERVIARAUCARIAS,
´ahoguen´ esa localidad con la celebración de un nuevo contrato, ¿dos días
después? ¿Dónde están los dineros perdidos de Poleka Kasué? ¿Qué esconde de bueno el chorro de planes
habitacionales que brotan en esa ciudad? Y, que para colocar un solo ejemplo,
¿se hable de un posible detrimento patrimonial
superior a los 3 mil millones de pesos? Qué hubo una alcaldesa encargada
por 4 horas para la firmita, a escasas 48 horas de finiquitar el gobierno del
impoluto que embistió su mandato?
¿Quién
alumbra con la linterna de Diógenes o la varita mágica, más de 14 mil nuevas
viviendas?
Santa
Rosa está de malas. Hace rato, expele olores nauseabundos. Algo está mal.
Torcido. Que merece corrección.
El
Representante Rivera – con nombre propio – no actúa. Prefiere agachar la
cabeza. El gobernador Salazar – de su
propio partido- es un avestruz, enterado de lo que allí sucede. Hay casi que un
alcalde por encargo. Rehén. Capturado. Parece autómata recibiendo órdenes.
Parece un alcalde en fuga que nunca contesta el teléfono. ¡No sé cómo hace para
gobernar!
No
le pedimos más al senador Merheg que salga a responder por el engendro, porque
no aparece cuando está de paso por Pereira. Santa Rosa era otra, entonces. Con
figuras de porte y talla. Con una dirigencia orgullo. Con aquilatados ciudadanos
y no figuras como simples maniquíes que a duras penas saben sonreir.
Gran
responsabilidad le cabe hoy a un concejo alcahueta, en su gran mayoría, que
poco o nada hace para que no florezca la semilla del mal. La que se pudre de
raíz. Estamos jodidos. Lo lamento mucho por sus habitantes. Reacción, es lo
mínimo.
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