Dejémonos de vainas. Aceptemos
que somos un país de cleptómanos. Que somos morbosamente propensos al hurto
y como tal hemos inventando y tolerado un régimen de gobierno,la
cleptocracia, que permite al presidente de la nación comprar,con
plata no suya sino del estado, el voto de los congresistas.
Para ello creamos primero los auxilios parlamentarios. Ahora están
incluidos, dentro de la jerga disimulante de todos los cleptómanos ,como “
cupos indicativos”.
Pero no solamente es el
presidente quien con la plata de los contribuyentes consigue domesticar al
Congreso y sacar avante sus ideas y pasar a la historia. Así mismo hacen
los gobernadores y los alcaldes para conseguir la anhelada gobernabilidad.
Y como esos “cupos indicativos” caen desde el Congreso en manos de
gobernadores y alcaldes y ministros,pero van con nombre propio y obra
definida,el congresista, el diputado o el concejal escogen ,con la astucia
de todo cleptómano, al contratista al que se le adjudicará la obra y este a
su vez, con una tabla absolutamente verbal hace un presupuesto de trabajo
de donde sale, en billetes, sin cheque y sin dejar huella, el
porcentaje para que la cleptocracia se pueda seguir sosteniendo.
Obviamente en ese presupuesto
también van incluídos los porcentajes para las asustadurías, los organismos
de control creados por la cleptocracia a fin de hacer creer a incautos como
usted que lee esta nota, que la república de Colombia es una democracia y
no un régimen con propensión morbosa al hurto. Es esa forma de pensar y de
actuar la que hay derrocar. No dejemos aprobar el presupuesto nacional que
contiene los “cupos indicativos”.
@eljodario
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