Es tal vez, uno de los
seres humano más nobles, pero al unísono, el más terco que he conocido en mi
vida. No lo mueve ni un “terremoto” de seis grados en la escala Richter, cuando
toma una decisión por insólita que sea, porque hay que “secuestrarlo”, casi
entre todos, para llevarlo a un médico, cuando se enferma, según nos confirman
sus familiares, pero la verdad, es que
su vida periodística es casi de novela…
Él mismo, no sabe cuándo
va morir, pero no será de infarto, se
irá muchos años después frente a un pelotón de amigos, tal vez al infinito, con
un chiste flojo o fino, pero nos hará reír también en el último suspiro… Estoy
seguro.
Es que él, es de los
que también, cada vez que hacer cortar el pelo con un cambio extremo de rapado
total, dice que su familia, es una dulce locura…
Cuando laboraba en la década de los 90 del siglo anterior
como reportero y redactor de el periódico La
Tarde, un titular suyo le dio la vuelta al mundo: “Ciertamente, se fugó”…
en directa alusión al extraño silencio del
pereirano y expresidente de Colombia César Gaviria Trujillo, tras el histórico
escape del narcotraficante Pablo Emilio Escobar, de la Cárcel de la Catedral en
Itagüí, Antioquia. Que además, fue uno
de los periodos más vergonzosos, y oscuros de la corrupción de algunos de los
sectores oficiales del Ejército y la Policía de Colombia. El extraordinario
exjefe de redacción de ese rotativo, el bogotano colega y gran amigo Julio
Bayona, fue quien me confirmó hace poco,
en un almuerzo de trabajo cotidiano, que de hecho, ese titular sí fue de Carlos
Alberto Cardona, en una rápida discusión de la redacción del desaparecido medio
informativo risaraldense.
Al “Pollo” Cardona, lo conocí entonces en 1990, en la oficina
de uno de los más grandes camarógrafos y
productores de televisión que han llegado al Eje Cafetero: Miguel Castillo, y
que gracias a él, una generación de valiosos periodistas regionales marcamos
grandes minutos, “Extras” y crónicas de
tv memorables ya, en la historia de la televisión nacional e internacional y desde el centro del país.
Esto ocurrió, entre 1990 y el año 2001 hasta que los
monopolios de Caracol y Rcn tv, en complicidad con los gobiernos de turno y
el capitalismo salvaje, acabaron con 12 noticieros nacionales, porque la “torta
publicitaria” era ya solo para ellos, y la política del país había cambiado con
el alba del nuevo siglo.
Hoy, sobre vive gracias a Dios, también el Canal Uno, con uno
de los mejores noticieros de tv que es CM&,
el que aun dirige mi jefe y gran amigo Yamid Amat, a mi humilde juicio, el mejor periodista de Radio en Colombia. Fui su
corresponsal cinco años desde Panamá en Radio Caracol. Luego, aquí por
esas fechas, también me gané con arduo trabajo la corresponsalía, para la
Agencia Española de Noticias Efe desde
Risaralda, Caldas, Quindío, Chocó y Norte del Valle del Cauca, con verdaderas
primicias informativas, gracias al rigor que siempre me inculcó ese, mi mayor
maestro en radio y tv, y los grandes periodistas españoles quienes me enseñaron
algunas técnicas de redacción, con sus manuales de estilo.
Para soportar a Carlos Alberto, muchos llegamos a tomar hasta
“Tintura de Valeriana”. Porque, a mí me hizo la broma más pesada que le ha
hecho a amigo alguno, en la Iglesia
“Divino Maestro” del Barrio San Nicolás de Pereira, el 7 de diciembre de 1996,
cuando me casaba con Luz Ángela Robledo, y estaban allí entre los invitados
especiales, el Alcalde de Pereira de turno, el Gobernador de Risaralda,
Coroneles del Ejército y la Policía, cuatro concejales, otros cincuenta
invitados entre familiares, amigos y periodistas.
Entonces, al “intrépido” Carlos, se le ocurrió la “brillante
idea” de hacer estallar una “Culebra de Pólvora” en las afueras de la Iglesia,
justo en el momento, en el yo, daba el “Sí
acepto “ante el famoso cantante y sacerdote “Pacho”. Fue una locura total: Porque, los
escoltas sacaron sus armas, las bancas se levantaron, “ardió Troya” creyendo
que se trataba de un atentado terrorista en plena boda, y Miguel Castillo,
quien grabó la insólita escena, es el adorable culpable, que mi mujer y yo,
fuéramos víctimas y objeto de burlas, a
nivel nacional el 28 de diciembre de ese mismo año, en la Emisión de “embarradas”
de periodistas del Noticiero 24 horas, que dirigía entonces María Isabel Rueda.
Todavía recuerdo las carcajadas del colega pereirano Andrés Botero Molina,
entre otros asistentes
Como si fuera poco, antes de finalizar ese mismo año mi otro maestro de tv, Javier Darío Restrepo quien
guiaba mis crónicas de televisión desde Bogotá llamó a preguntarme:
“¿Oye John Jairo, qué clase de colegas locos tienes en
Pereira que le hacen a usted semejante broma?… con una breve risa, me colgó el
teléfono. Confieso que también solté
centímetros de carcajadas ese día.
Y es que, Carlos era tan extraño, que un día, guardó raudo,
un viejo carro marca Chevrolet de color
rojo, en un parqueadero del
centro de Pereira, mientras nos bajamos de ese vehículo, para ir a “rodar por
el sistema de enlaces de Micro ondas” de entonces, el material a Telecom, luego
de llegar extenuados de cubrir una dolorosa
masacre en la vía Pueblo Rico… Chocó, Con un saldo trágico de 32 soldados asesinados
vilmente por las Farc.
Nosotros lo
esperábamos en esa sede, ubicada en la Carrera
Sexta con Calle 19 de Pereira, y por
extraño que les parezca, él, solo tres días después, recordaría con su memoria
de palo, en cuál de todos los parqueaderos, había dejado guardado ese carro. La
cuenta por supuesto fue onerosa y entre todos tuvimos que ayudarla a pagar,
para rescatar esa “memorable” unidad móvil donde cabía hasta un gato de
porcelana, sin que se quebrara, pese al vibrante y peligroso ajetreo de los
corresponsales de televisión de esa época.
Éramos unos doce en total, entre valiosas colegas y
solidarios hombres graduados en Comunicación Social de varias universidades del país o como yo,
de la Universidad Nacional de Panamá, quienes
nos repartíamos también entre las empresas de tv de Karin Nader, Arpidio
Escobar y Miguel Castillo, el “pan noticioso nuestro de cada día”.
Pero eso sí, éramos una especie de cofradía solidaria y de
tv, quienes compartíamos todo: Desde el salario del miedo y el sudor de
dignidad, hasta el whisky, de los
viernes… También, la libreta de apuntes,
el radio, las pilas, los cupos en mula, carro, jeep, bus, o caminatas
interminables de arrojo, con horas
vestidas de sudor y lágrimas, al lado de nuestros valiosos camarógrafos
“secuestrados con o sin permiso” por la guerrilla, los paramilitares, o
narcotraficantes de turno, y en medio de
combates en los que el humo y la
metralla… nos daba físico miedo, pero es que no había ni tiempo de gritar o
huir, con nuestras cansadas piernas, puesto que la “Chiva”, lo valía todo, o
nada…Eso era periodismo puro, adrenalina de la verdad…
Pero él, sin duda alguna, era uno de los más ingeniosos. Toda
la vida fue un maravilloso empírico que leía desde la biblia hasta el almanaque
“Bristol”, fue hasta un asomo de
tinterillo del derecho y fracasó.
Como les parece que un
día, un mafioso “vecino nuestro” en algún barrio capitalino, casi le pega tres
tiros por insolente; él solo él, tras una discusión por un predio entre un
supermercado y nuestras viviendas…sabe que ese día, prácticamente “le salvé la
vida”, después de que él “traqueto gordo”, ardiera en alegatos y discutió con
Carlos Alberto, sobre códigos y derecho
de vecinos... Días después y zanjadas las diferencias de rigor los tres nos
tuvimos que pedir disculpas sinceras, reímos...Y regresó la calma al barrio…
Las anécdotas dan para dos libros.
Pero, hace poco cumplió sus sesenta años de edad, y no nos veíamos
hacía ya, seis largos años, que para mí, la verdad, fueron eternos, puesto que se trata de uno de mis amigos más entrañables
de nuestro periplo informativo aquí en Pereira.
Porque, según sus “biógrafos autorizados”…Carlos Alberto
Cardona nació en Manizales el 7 de enero de 1958. Su esposa la amable, valiente
y “Sacrificada Misia Carmen”, vino al mundo en Pereira, el 7 de diciembre de
1960.
Aseguran, los que saben del “Corín Tellado” criollo, que se
conocieron en una dulcería que quedaba en la antigua sede de la Cámara de
Comercio de Pereira, entre las Calles 17 y 16 con Carrera Séptima en Pereira, Colombia.
Hubo entonces, una
risa cómplice entre los dos y un dulce coqueteo, entre esta especie de
“Cantinflas”, y una amorosa mujer, vendedora de pasteles. Solo ellos dos, saben
que palabras clandestinas se dijeron durante esos días..
Carlos, era reportero de Rcn Radio en Pereira, y cruzaba el año de 1980, duraron exactamente dos
risibles años y medio de novios. Se casaron el 3 de diciembre de 1983, en la
Iglesia de Fátima, llevan ya 34 años juntos, sin una pelea que dure más de 20
minutos…Porque con él, convivir es una dulce locura...que ya contagió a los
tres hijos: “Hugo, Paco Y Luis”, ah y un nieto, quienes también, conforman una
familia de locos: capaz de descifrar un eclipse…con tres teorías distintas, y
ninguna razón verdadera…
Y es que Juan David Cardona García es hoy, un brillante
ingeniero de Sistemas especialista en Seguridad y Salud del Trabajo.
El segundo, Carlos Andrés Cardona García, es destacado asesor
en Seguridad, y el más pequeño: Mauro Alejandro Cardona García, acaba de
graduarse de Administrador de Empresas, y busca empleo…
La generación sigue, porque hace tres años nació el primer
nieto; Juan Diego Cardona Zapata “Tan Caspita”, como todos, pero es hijo del
precoz Juan David.
Sé que a esta hora, mientras escribo esta crónica, Mauro y
Carlos Andrés continúan “ensayando en el laboratorio del amor con sus
simpáticas parejas…Haber quien “corona” primero, el segundo nieto, porque la novela seguirá…
Desde que lo conozco, tiene una de sus rodillas alterada por los
juegos de fútbol, su otra pasión desenfrenada
y tal vez por los choques con
rivales y las pequeñas piedras incrustadas en las canchas de fútbol, puesto
que se creé “El Chicho Serna, pero a la
Cardona”. Claro que toca y pasa muy bien el balompié.
Un sábado, a las tres de la tarde, en el sector rural de
Cerritos en Pereira, lo vi también huyendo de dos vacas que intentó torear, pero ebrio
con cerveza Poker, tras el remate de un partido que habían perdido con un rival
de periodistas gordos quienes soñaban que jugaban en el césped de
él “El Maracaná”, pero de los pobres…Porque allí solo había boñiga,
relieves de pasto duro y alambre de púa, rodeado de guadua…Pero Carlos toreaba
terco y sin camiseta, las vacas, para que no se le comiera el balón marca
“Soria” que era además, prestado…
La última locura sucedió, cuando se alejó de nuestro combo de
periodistas, para estudiar y graduarse con enormes sacrificios económicos de
sicología, pero debo escribir que jamás me dejaría examinar, por tan extraña
mezcla de “Chaman Académico”. Vi sus fotos con los indígenas de Risaralda
tratando adivinar sus orígenes
chapoteando su lenguaje Emberá o Chamí, nadie entendía nada, pero este
delgado “Quijote de la nueva sicología”, los hacia también reír, eso era lo más
valioso de sus consultas en las montañas de esta Risaralda Verde y
Emprendedora.
Hoy, voy también con esta crónica, a desilusionar a las damas
oyentes de las dos décadas de los años ochenta y noventa en Rcn y Radio
Matecaña de Todelar, porque, en realidad
el famoso profesor “Calichan” que inventaba cada año el horóscopo de mentiras
garciamarquianas, era precisamente este mismo Carlos Cardona, por eso quienes
contrajeron matrimonio por sus “sabios” consejos, pueden ya, pedir el divorcio
en forma tranquila y gratuita…
Carlos, es pues, una
mezcla rara, entre habilidad, capacidad de trabajo y fuga feliz por el humor,
le gustaba la política, ya la abandonó, estuvo muchos años como vocero de
prensa del excongresisita Octavio Carmona, y luego se fue a militar al
liberalismo de Diego Patiño y del diputado del deporte Mario Marín Hincapié.
Ya está ahora, en sus cuarteles de invierno. Hoy recuerdo al
unísono, al extraordinario locutor de Todelar
Pereira Augusto López Guzmán, cuya sede queda aún frente al Batallón San
mateo de Pereira y cuyo director era el destacado periodista de verdad,
Abelardo Marín Aristizábal viejo querido y noble. Entonces Llegamos un viernes de
cubrir una noticia en Manizales, y me dijo que lo acompañara a redactar rápido
el noticiero de las seis de la tarde. Yo me senté a su izquierda, con el fin de
ver su habilidad asombrosa de
“chuzografo profesional”, y en solo cinco minutos, montó todo el noticiero,
cuando entramos luego, a la cabina, estaba allí esperando el libreto de
noticias, la voz de oro de Augusto López, iba por la cuarta noticia, y tras una
pausa de comerciales gritó desesperado¨:
“Pero Carlos por Dios, este noticiero parece una novela de Kalimán
o de la Ley contra el hampa”… Ese día nos reímos hasta la madrugada entre la
humedad de las nochecitas pereiranas matizadas por un trio de músicos que contratamos entre los dos,
para nuestras esposas y amigos
camarógrafos, con quienes dejábamos resbalar gratis por nuestras agotadas gargantas otra
vez, el Whisky Sello Negro, que compartíamos en una de las esquinas del Barrio Centenario
de Pereira, Colombia, donde quedaba la sede MC Televisión…
Hace unos días, fui invitado por su familia y con mi esposa
Luz Ángela, a su cumpleaños, volvió a bailar, nunca lo había visto tan feliz,
lloró de alegría, a los lado de su maravillosa mujer, sus tres hijos, el nieto
y unas 30 amigas y amigos, quienes vimos en vivo y en directo el nuevo “delirio
de grandeza por el Atlético Nacional,
que de paso es uno de sus mayores “defectos” que mi amigo tiene, porque
soy hincha del glorioso Deportivo Cali, pero no pudimos ni cenar, su locura
desenfrenada fue total.
Por eso, hoy le escribo a Carlos, el “Pollo loco” de nuestras
maravillosas vidas, gracias por ser como es, hermano, por esa inteligencia
empírica, por esa fina calidad humana, por la risa y el llanto…por ese pedazo
de lucha social que es suya y nuestra… Por la piñata de feliz amistad que
constituye nuestros encuentros ya no tan cotidianos, y le solicito que no se me pierda más Carlos,
en el camino de la vida…
Porque amigo, su viaje de risa…para mí es muy serio…
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