En informe anual de Barómetro Global de Corrupción para América
Latina y el Caribe 2019 realizado por Trasparencia Internacional deja muy mal
paradas a varias instituciones nacionales y ,sobre todo, a la estructura
democrática de la que el país se enorgullece. Según esa encuesta anual, el 40 %
de los colombianos dicen haber sido tentados por un soborno a la hora de
votar.No incluyen por supuesto los auxilios parlamentarios con los que se
ejerce igual presión entre los congresistas para que voten por los proyectos de
presupuesto.Por eso,tal vez, para el colombiano en general la entidad con más
personas corruptas es el Congreso. Así lo creen el 64% de los entrevistados
para el estudio.
De la misma manera no causa asombro pero si pesimismo creciente
que se compruebe que las instituciones más propensas a pedir o recibir
sobornos son la Policía ( 26%),los prestadores de servicios públicos ( 15 %) y
los empleados de la Registraduría Nacional del Estado Civil encargados de
expedir los documentos de identidad. Más grave puede resultar aún que de ñapa a
la mala fama que rodea al Congreso colombiano frente a la corrupción, el 55
% crea que la presidencia de la nación es igualmente corrupta,más que los
jueces y magistrados ( 47%) y la Policía (42%).
Por
donde se mire el país está tarifado.Conseguir un fallo favorable,lograr una
demora en un proceso,saltarse un puesto en la fila o subirse al trasmilenio sin
pagar exige erogaciones del ciudadano.Y ni que decir cuando se inventaron las
multas del Código de Policía y la perseguidera a los fumadores de
marihuana.Somos un país acostumbrado a no creer en la honorabilidad de nadie. A
presupuestar siempre una suma para lograr el objetivo ante el aparato del
estado.Por eso, tal vez, nos resignamos a todo y nos dejamos conducir
como borregos sin ser capaces de protestar.
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