- En Colombia se han flexibilizado los procesos de matrícula
para niños y niñas migrantes. Sin embargo, persisten en las escuelas barreras
en infraestructura, planeación, gestión de la información, integración relacional
y prevención de la xenofobia, según una investigación de la Universidad del
Rosario y la Universidad de Toronto de Canadá.
- Aunque el Ministerio de Educación ha implementado
estrategias para garantizar el acceso sin importar el estatus migratorio, la
capacidad del sistema educativo ha sido superada en varias regiones, lo que ha
generado hacinamiento en las aulas, sobrecarga docente y escasez de
orientadores escolares.
- El estudio
indica que algunos docentes perciben la inclusión como una carga adicional.
Además, la xenofobia sigue siendo un problema en las escuelas, manifestándose
en microagresiones que a menudo pasan desapercibidas para profesores y
directivos.
Bogotá-. Colombia ha recibido a más de 2.8
millones de migrantes venezolanos, de los cuales cerca del 28 % son niños,
niñas y adolescentes (NNA). Si bien el sistema educativo ha logrado matricular
a más de 600.000 menores migrantes entre 2018 y 2023, la inclusión educativa va
más allá del acceso a la escuela.
Un reciente estudio liderado por las profesoras Nathalia
Urbano, de la Universidad del Rosario, y Claudia Díaz, de la Universidad de
Toronto, sobre las respuestas en Colombia a las necesidades educativas de
niños, niñas y adolescentes venezolanos, evidencia que, aunque se han
flexibilizado los procesos de matrícula, aún existen desafíos en
infraestructura, planeación y gestión de la información, así como en la
integración relacional y la prevención de la xenofobia en el entorno escolar.
El análisis se basó en 201 entrevistas con actores clave,
incluyendo miembros de organismos internacionales, autoridades educativas,
directivos, docentes, acudientes y estudiantes migrantes en tres entidades
territoriales que registran una alta matrícula de esta población: Bogotá,
Cúcuta y La Guajira. A partir de estos testimonios, se identificaron tres áreas
críticas en la inclusión estructural: el proceso de matrícula, la capacidad del
sistema educativo y la planeación para la gestión de la información.
Inclusión estructural
En materia de matrícula, el Ministerio de Educación Nacional
(MEN) ha implementado estrategias para garantizar el acceso sin importar el
estatus migratorio. No obstante, persisten cuellos de botella administrativos,
desconocimiento de la ruta de atención por parte de las familias y problemas en
la asignación de grados, lo que impacta la permanencia escolar. Además, la
falta de regularización migratoria limita el acceso a programas de formación
técnica y continuidad educativa.
En cuanto a infraestructura, la capacidad del sistema
educativo ha sido superada en varias regiones, lo que ha generado hacinamiento
en las aulas, sobrecarga docente y escasez de orientadores escolares. Aunque el
MEN ha destinado recursos y los organismos de cooperación han apoyado con la
adaptación de espacios, estos esfuerzos no han sido suficientes para garantizar
condiciones adecuadas de aprendizaje.
Por otro lado, la falta de datos
precisos sobre la ubicación y permanencia de los niños, niñas y adolescentes
migrantes dificulta la planificación educativa. A pesar de los mecanismos de
coordinación entre entidades gubernamentales y organismos de cooperación, aún
existen vacíos de información que afectan la toma de decisiones y la
distribución eficiente de recursos.
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