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Una investigación internacional liderada por la Universidad del Rosario, publicada en Molecular Ecology, utilizó herramientas de genómica poblacional y evidenció que los pasos de baja altitud en el norte de la cordillera facilitan la conectividad genética.
- El estudio
revela cómo la cordillera moldea la genética de la araña vaquita y ayuda a
explicar por qué el trópico americano concentra tanta riqueza biológica.
- Esta
investigación recibió el premio “Medalla Humboldt-Caldas 2025”, máximo galardón
binacional de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y
la Embajada de Alemania en Colombia.
Bogotá- ¿Son los Andes una muralla infranqueable para la vida? Un
estudio internacional liderado desde la Universidad del Rosario demostró que la
cordillera funciona como una barrera geográfica semipermeable, capaz de limitar
y, al mismo tiempo, permitir el intercambio genético entre poblaciones de la
araña vaquita (Gasteracantha cancriformis).
La
investigación, publicada en Molecular Ecology, fue desarrollada por Fabián
Salgado-Roa, actual investigador posdoctoral de la Universidad de Texas en
Austin, junto con Carolina Pardo-Díaz, decana de la Escuela de Ciencias e
Ingeniería de la Universidad del Rosario; Camilo Salazar, profesor de la misma
Escuela; y los coautores Nicol Rueda-Muñoz, Diego Cisneros-Heredia y Eloísa
Lasso, con el apoyo de instituciones de Colombia, Ecuador, Australia y Panamá.
El estudio
aplicó herramientas de genómica poblacional para analizar miles de marcadores
genéticos y evaluar cómo la cordillera de los Andes estructura la diversidad de
la araña vaquita. Los resultados muestran que, aunque las zonas más altas de la
cordillera de los Andes restringen la movilidad de individuos y por ende el
flujo genético, los pasos de baja altitud en el norte de los Andes sí permiten
el cruce eventual de individuos, lo que se traduce en conectividad genética a
lados opuestos de la cordillera.
Una barrera
geográfica de grandes dimensiones, como la cordillera de los Andes, suele
aislar poblaciones biológicas evitando que interactúen y se reproduzcan. Con el
tiempo, esa separación puede generar tal diferenciación que las poblaciones
lleguen a convertirse en especies distintas.
“Nosotros
nos preguntamos qué tan efectiva era realmente la cordillera para mantener a
las poblaciones de arañas aisladas, y lo que encontramos es que, aunque es una
barrera muy efectiva, en realidad es semipermeable. Hay pasos de baja altitud
en el norte de los Andes donde las poblaciones pueden cruzar e intercambiar
material genético”, explicó Camilo Salazar, profesor de la Escuela de Ciencias
e Ingeniería de la Universidad del Rosario.
El hallazgo
ayuda a entender los mecanismos que mantienen y moldean la biodiversidad
andina, donde las especies no necesariamente están fragmentadas por muros
naturales, sino que pueden cruzar un sistema de filtros dinámicos. Para
Carolina Pardo-Díaz, decana de la Escuela de Ciencias e Ingeniería de la
Universidad del Rosario, estos hallazgos abren nuevas rutas de investigación:
“La cordillera, más que una muralla, funciona como un filtro que ayuda a
explicar por qué el trópico americano concentra tanta riqueza biológica.”

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