Cuando hace unos días se hizo un
extraño cambio en la cúpula policial colombiana, los observadores de la
evolución que el cuerpo armado de seguridad ha tenido en los últimos años no
entendieron ciertamente como rebajaban del puesto de Inspector General de la
Policía al General Vargas y lo pasaban a ser el Comandante Operativo. Si la
cúpula que rige la Policía Nacional la integran el Director Nacional, el
subdirector y el Inspector General,era obvio que no se trataba de una rotación
entre pares.Y mucho menos cuando el general Vargas, yerno del general
Serrano,lleva varios años sonando para algún día llegar a ser el Director
Nacional.
Con lo sucedido en la semana que hoy
termina,cuando 2 oficiales y 17 policías fueron detenidos por hacer parte de
bandas delincuenciales en Cúcuta y Cali, el asunto ha empezado a entenderse.El
gobierno nacional y el Director de la Policía saben que a la institución hay
que purgarla, pero como eso se hace a través de la Inspección General y a un
candidato tan fuerte para ascender como Vargas no se le podía poner en la dura
pero necesaria labor de echar policías y de limpiar la institución,la labor le
ha tocado ahora al general Salamanca nombrado como Inspector.
Finalmente Salamanca no está involucrado en la campaña mediática que religiosamente
le han trazado al general Vargas,quien fungiendo como Comandante Operativo,
vuelve a salir continuamente en los titulares de los medios y desfila su
cara por las pantallas de la tv y las carátulas de las revistas rumbo a la
cúspide.
Va a ser un momento difícil para la
Policía y para el general Salamanca y ojalá puedan encontrar una y otro
el respaldo de la ciudadanía y de la Casa de Nariño .Solo actuando de esa
manera y no multando compradores de empanadas se puede alcanzar a recuperar la
confianza que el país perdió en sus guardianes del orden.
gardeazabal@eljodario.co
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