Una de las etapas más representativas del ciclo vital de una mujer es la maternidad, el ver crecer su vientre, la formación de un nuevo ser dentro de sí, genera múltiples emociones y a la vez cambios en su cuerpo, desde su fisiología y anatomía.
Estos cambios se
producen a nivel sistémico y a nivel visual, la buena noticia es que,
generalmente los efectos aparecen durante el embarazo y desaparecen después del
parto.
Para la directora
del programa de Optometría de Areandina Pereira, Carol Violet Pinzón Mora, los
cambios visuales y oculares más frecuentes durante la maternidad son:
·
Aumento de pigmentación en párpados y zona periorbital:
estas generalmente se
presentan por el cambio hormonal, se aumenta el nivel de melanina generando
manchas en la piel de párpados, pómulos y en lugares diversos de la cara.
·
Ojo seco: durante la maternidad, las características de la lágrima
cambian, se evapora mucho más rápido por lo que se genera sensación de
resequedad o arenilla en los ojos, incluso se ha evidenciado una disminución en
la producción de lágrimas lo que puede causar molestias a las usuarias de
lentes de contacto, ya que se hacen menos tolerables debido a la poca
producción de lágrima.
·
Pérdida de la calidad visual: generalmente se da durante el estado de embarazo,
especialmente en los 3 últimos meses, se presentan variaciones en la calidad
visual tales como disminución de visión lejana, dificultad para el enfoque de
las imágenes tanto de lejos como de cerca o cambios repentinos de la visión.
También es frecuente encontrar que las mujeres que ya tienen un defecto visual
les aumenta. Es importante saber que, debido a que estos síntomas son
transitorios durante la gestación, no es necesario hacer cambio de gafas, pero es
importante una valoración con optometría para valorar que efectivamente se deba
únicamente a su maternidad y no alguna otra patología.
·
Posibles Alteraciones en la Retina: debido a los cambios en el sistema inmunológico,
puede surgir lesiones en retina por toxoplasma (parasito), la cual es una
infección que puede aparecer en las primeras semanas de gestación y generar
pérdida de visión permanente. Las mujeres con antecedentes de diabetes e
hipertensión pueden padecer aumento de su sintomatología y niveles tanto de
glicemia como de presión arterial respectivamente, lo que puede generar
inflamación de los tejidos retinales y microhemorragias, lo que finalmente
afecta la visión de manera permanente, esto puede ocurrir también en las
diabetes gestacionales.
Para la directora Pinzón Mora “todas
estas alteraciones descritas pueden presentarse en mayor o menor proporción en
cada mamá, por lo que toma valor e importancia estar en los controles con el
internista y el optómetra, esto es fundamental para garantizar su buena
condición visual”.
Finalmente, la experta
recuerda la importancia de realizar no solo los controles prenatales, sino
también los de otras especialidades que garanticen el buen desarrollo del
embarazo.
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