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El 20 de
marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Expertos en salud de la
Universidad del Rosario comparten algunas pautas y recomendaciones para ser
feliz.
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Aunque ser
feliz es uno de los objetivos más importantes de las personas, no sentirse así en
algunas etapas de la vida es válido y puede servir de experiencia en la
búsqueda del bienestar.
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La
felicidad no es simplemente un estado emocional pasajero, sino más bien un
objetivo que puede ser perseguido y alcanzado a través de prácticas y hábitos
saludables.
Bogotá- Una de las aspiraciones
universales de los seres humanos es ser felices. En el marco del Día
Internacional de la Felicidad, fecha establecida por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) y que se celebra este miércoles 20 de marzo, expertos de
los programas de Medicina y Psicología de la Universidad del Rosario comparten
algunas pautas y recomendaciones.
“Ser feliz es uno de
los objetivos más importantes de la vida”, afirma Leonardo Palacios, profesor
de neurología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la
Universidad del Rosario, conferencista y catedrático sobre felicidad.
Palacios considera
que “todos los días son buenos para ser felices” y comparte algunas
recomendaciones en la búsqueda de este propósito:
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Llevar una vida y
alimentación saludables.
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Saber descansar,
hay tiempo para cada actividad.
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Mantener
relaciones sociales reales, nada reemplaza el contacto humano, una sonrisa o un
abrazo.
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Donar, no
solamente dinero, donar tiempo acompañando o escuchando a quien lo necesite.
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Dormir bien, no
estar hiperconectado.
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Invertir más en
experiencias que en cosas: viajar, bailar, pasar tiempo en familia.
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Dedicar tiempo a
las actividades favoritas.
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Aprender a
perdonar. Los momentos difíciles que afectan a las personas se van registrando,
reviviendo y pueden convertirse en un verdadero tóxico. Perdonar libera y permite
seguir adelante.
Es importante ejercer
la gratitud, agradecer cada día y cada momento de estar vivos, de compartir y
estar con otros, recomendó Palacios.
Expertos en
psicología y bienestar del Centro de Educación Emocional URemotion y de la Maestría
en Inteligencia Emocional y Bienestar de la Universidad del Rosario, indican
que es importante reconocer que la felicidad no es simplemente un estado
emocional pasajero, sino más bien un objetivo que puede ser perseguido y
alcanzado a través de prácticas y hábitos saludables. La promoción de la salud
mental y el bienestar emocional es esencial para crear entornos más felices y
resilientes.
Coinciden en que la
inteligencia emocional puede ser aprendida y desarrollada a lo largo de la
vida. Programas educativos y de formación, como la Maestría en Inteligencia
Emocional y Bienestar, juegan un papel vital en este sentido, formando
facilitadores del bienestar a través de la educación emocional. Estos
profesionales serán capaces de guiar tanto a grupos como individuos en el
proceso de regular sus emociones y dirigirlas hacia el logro de metas.
Felicidad y
enfermedad crónica
La prevalencia de
enfermedades crónicas como cáncer, diabetes, hipertensión arterial,
enfermedades cardiovasculares, entre otras, es cada vez mayor en el mundo y los
pacientes que las desarrollan pueden ver afectado su bienestar.
“Se trata de
condiciones de salud que requieren adaptarse a nuevos estilos de vida, adquirir
diferentes hábitos, experimentar sensaciones, emociones, sentimientos y
pensamientos asociados con la certeza de saber que algo cambió en el organismo”,
explicó Ximena Palacios, profesora del Programa de Psicología de la Universidad
del Rosario.
El resultado de
estos retos es aprender a convivir con la enfermedad crónica, integrándola a la
vida personal, familiar y social, así como promover el bienestar, comentó.
Palacios comparte
algunos factores que contribuyen a experimentar un mayor bienestar psicológico
cuando se convive con una enfermedad crónica:
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Cultivar la
esperanza en un futuro positivo, realista y significativo aceptando que la
enfermedad hará parte del mismo.
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Tener relaciones
interpersonales positivas y constructivas.
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Construir una
relación positiva y propositiva con los miembros del equipo de salud tratante.
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Reconocer y
expresar emociones, tanto positivas como negativas, de manera asertiva.
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Sentir gratitud
por diversas razones.
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Comprometerse con
la salud aceptando el cuidado que otros pueden brindar y practicando el
autocuidado.
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