El Congreso de la Bogotaneidad abordó el acoso sexual callejero como una forma de violencia que exige educación, corresponsabilidad y cambios culturales.
Ángela Vásquez
Durante el
Congreso de la Bogotaneidad se llevó a cabo el panel “Bogotaneidad sin
acoso sexual hacia las mujeres en el espacio público”, un espacio de
diálogo y reflexión que reunió a panelistas nacionales e internacionales. El
encuentro permitió analizar los factores sociales y culturales que perpetúan el
acoso callejero y plantear estrategias para construir una ciudad más segura e
incluyente para todas las mujeres.
El acoso
callejero: una forma de violencia que persiste
En Bogotá, el
64 % de las mujeres se sienten más acosadas en la calle y el 56 % en el
transporte público, según la Encuesta Multipropósito de Bogotá (DANE, 2021).
Estas cifras evidencian una problemática que, aunque se ha visibilizado en los
últimos años, continúa profundamente arraigada en las dinámicas sociales.
“El acoso callejero es violencia” fue una de las reflexiones que marcaron el inicio del conversatorio,
recordando que estas conductas —muchas veces minimizadas— afectan la libertad y
la seguridad de las mujeres en el espacio público.
“Hemos
normalizado y minimizado estas acciones”
Para Laura
Hamon, del Behavioral Insights Team (BIT), el problema radica en la
naturalización del acoso y en las barreras psicológicas que genera.
“Hemos normalizado y minimizado estas acciones. Nosotras creamos una barrera
porque asumimos que esto seguirá pasando. Esto es difícil y doloroso.”
La experta
señaló que la transformación requiere involucrar a toda la sociedad, no solo a
las víctimas.
“¿Cómo hacemos que estos perpetradores cambien o que otros hombres
intervengan cuando algo así pasa?”, planteó, invitando a repensar los
comportamientos masculinos y la corresponsabilidad ciudadana.

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