DIARIO EL
PAÍS / Acorralados por las protestas en su contra y abandonados por las Fuerzas
Armadas, la Policía e incluso por sus más cercanos colaboradores, el presidente de
Bolivia, Evo Morales, y el
vicepresidente, Álvaro García Linera, renunciaron este domingo a sus cargos. El
jefe del Ejército, Williams Kaliman, había pedido horas antes su dimisión:
“Después de analizar la situación conflictiva interna, sugerimos al presidente
del Estado que renuncie a su mandato presidencial, permitiendo la pacificación
y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia”. El
exmandatario, escondido en una zona cocalera del centro del país, ha denunciado
la tarde del domingo que la policía sublevada intenta detenerlo con una orden
de aprehensión ilegal. El país sudamericano se enfrenta a un vacío de poder,
tras la dimisión de los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado.
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